sábado, 5 de mayo de 2012

Piensa que es Cabiria.


Niños tontos, nos llamaba”
Alice Munro.


-Es raro esto de tener esperanzas –me dijo-. O sea, no es que sea malo, pero al menos es incómodo… es decir, te saca de tu vida, de tu ritmo, y entonces escuchas una voz que te dice que hay algo mejor… algo que te espera, me refiero, y quizá hasta pienses que te lo mereces y entonces sí que estás jodido…

-Espera –interrumpí-, no sé de que hablas y…

-Hablo de tener esperanzas, Vian, de creerse el cuento de que la felicidad te pertenece, o que las oportunidades están ahí, para todos… esas mentiras que les gusta decir a los ingenuos, y en la que uno mismo cae cuando anda más débil…

-¿Y puedo saber por qué me hablas de eso?

-¿Por qué…? ¿Acaso vas a decirme ahora que no lo sabes…? Te lo digo porque es algo que te saca del lugar al que has llegado… y te ha costado llegar, tú sabes bien eso…

-No sé ni quién eres, yo…

-Tú no necesitas saber quién soy, solo necesitas recordar algunas cosas, valorar lo que tienes y no andar extraviado… o no sentirlo al menos… no debes mirar las luces, Vian…

-¿De qué luces me estás hablando…?

-De las luces, simplemente… de aquello que deslumbra, pero no existe más que como un destello de algo que está en otro sitio… algo que no necesitas, Vian…

-…

-¿No entiendes…? Es igual que cuando Cabiria se va con Alberto Lazzari… ¿te acuerdas…? Si ella hasta pensó que estaba hecha para la felicidad… pero tú sabes que no fuimos hechos para eso…

-¿Que no fuimos hechos para la felicidad…?

-Por supuesto que no. O no para ese tipo de felicidad, al menos… O sea, no quiero que sufras, no me malentiendas, pero temo que te salgas nuevamente del camino por el que habías logrado avanzar…

-¿Y entonces…?

-Y entonces quiero que no aceptes lo que te están ofreciendo…

-¿Y cómo sabes tú qué me están ofreciendo…?

-Lo sé porque se te ve en los ojos, Vian… porque se ve que dudas… porque tienes miedo y crees necesitar demasiado de los otros…

-¿Y no debo hacer eso, según tú?

-No. No debes hacerlo. No puedes renunciar ahora…

-¿Y aceptar sería renunciar?

-Sí. Quizá no inmediatamente, pero sí…

-…

-Sé que estás cansado, Vian… no creas que no te entiendo…

-No es solo eso… estoy amargo…

-Lo sé…

-…

-Pero te queda fuerza, supongo…

-Sí.

-Entonces ocúpala y no aceptes…

-Pero cuando se me acabe… ¿crees que voy a poder estar de pie…?

-Vas a poder.

-…

-Si hasta Cabiria sonríe al final, ¿no te acuerdas…?

-¿Y eso acaso no es volver al asunto de la esperanza?

-Sí -me dice mientras sonríe-, pero esta no es de las esperanzas que joden… y además solo llegan cuando no se les espera…

-¿Eso viniste a decirme?

-Sí. Eso.

-¿Y se puede saber quién te envía, al menos…?

-Mmm… piensa que es Cabiria… -me dijo finalmente-. Sí, piensa que es Cabiria, por esta noche.



1 comentario:

  1. Llego aquí a este texto por la casualidad de la casualidad que te llevó a ti a mi blog. Me gusta el texto es dulcemente amargo y te deja con preguntas. me gusta los textos que preguntan. Gracias por el comentario en mi blog :)

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