lunes, 9 de abril de 2012

El niño que vivía en una bolsa de papel.


Ya no se encuentran bolsas de papel.

Hubo un tiempo en que encontrabas muchas, pero entonces sucedió un accidente.

El protagonista del accidente se llamaba Micu.

(Si ya saben su historia pueden leer hasta aquí)

Si no la saben les cuento que él era un niño que escribía historias.

Mi favorita era la de un sapo que tenía la boca tan chica, que solo podía comer las moscas por pedazos.

Era chistosa esa historia.

A mí me gustaba un dibujo que mostraba al sapo haciendo burbujas enanas bajo el agua.

(Si tienen imaginación pueden cerrar los ojos y verlo un momento)

Micu escribía las historias al interior de bolsas de papel, y las ilustraba por fuera con sus propios dibujos.

Nunca supe cómo lograba escribirlas, pues hasta leerlas era difícil y tenías que ayudarte con una linterna, para descubrir las últimas palabras.

Lo extraño, sin embargo, era que Micu acostumbraba reventar las bolsas en que escribía sus cuentos.

Es decir, una vez que alguien los había leído (casi siempre era yo), él inflaba la bolsa y la reventaba y luego se encargaba de hacer desaparecer los restos.

Micu no contaba por qué hacía esto, pero ustedes pueden intentar imaginarlo.

(Mientras leen esta línea pueden intentar imaginarlo)

A mí me daba pena cuando lo hacía, y hasta me sentía culpable por haberlas leído, pero Micu se veía siempre alegre y yo sentía que él escribía igualito que otros hacen burbujas.

Es decir, solo para alegrarse más cuando estas se revientan.

(Burbujas pequeñitas, como las del dibujo de sapo)

Pero fue entonces cuando Micu ideó el plan que terminó en el accidente.

Lo que hizo, fue reunir todas las bolsas de papel que había en nuestro barrio y construir una única gran bolsa.

Luego, reunió montones de lápices y se metió en la bolsa, a escribir la Gran Historia.

Llevó también comida, linternas y un pijama.

No lo vi en varios días.

(Él me había hecho prometer no interrumpirlo).

Pero entonces encontré una nota de Micu al llegar a mi hogar.

TERMINÉ LA HISTORIA. DESCUBRÍ UN SECRETO TAN GRANDE QUE NO PUEDE CONTARSE.

Y claro, yo salí corriendo hacia donde Micu, pero me detuvo la explosión.

¡¡Puuuuuummmm!! Sonó la explosión.

Toda la gente salió de las casas ante el ruido, mientras caía una lluvia de papeles escritos por todos lados.

Yo reuní varios.

Lamentablemente, luego de la explosión, nunca nadie volvió a ver a Micu.

Incluso, cuando preguntaba por él, todos me miraban como si yo hubiese estado preguntando por un amigo imaginario.

Con el tiempo, sin embargo, el recuerdo de Micu se ha ido transformando en un solo gran enigma, que a su vez se resume en una frase:

DESCUBRÍ UN SECRETO TAN GRANDE QUE NO PUEDE CONTARSE.

¡Si supieran cuántas veces he pensado en cual era ese secreto…!

¿Se les ocurre a ustedes de qué podía tratarse?

(Pueden intentarlo mientras leen esta línea, pero quizá les falte tiempo)

¡¡Puuuuuuuuuummmm!! Sonó la explosión.

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