lunes, 20 de junio de 2011

A veces me detengo a pensar.

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"Lo que jamás sucedió en parte alguna
es lo único que no envejece"
Schiller.
.

A veces me detengo a pensar
en el lujoso ferrari
que perteneció a John Lennon,
o en uno de los jacuzzis
que llegó a tener Bukowski,
o en las rastreras cartas
escritas por Kafka
para que le diesen un par
de días libres.

Y claro,
veo los remates por internet,
y traspaso a mi moneda
la postura mínima,
y calculo los siglos que debería pasarme
trabajando como profesor para comprar
el más pequeño de esos artículos
de los que alguna vez fueron mis ídolos.

¡De verdad son siglos…!

Así que para distraerme
pongo la televisión,
e intento admirar los comerciales
para MTV
hechos por Banksy…
y pongo las noticias donde un nóbel de la paz
aparece justificando bombardeos
a países que se van quedando
sin aliados.

Agotado,
busco entonces un nuevo libro,
pero Houellebecq tira fuegos artificiales
Vargas Llosa sigue jugando al historiador
y Dostoievski no reencarna
por ningún lado.

Por si fuera poco
la Nothomb se olvidó de escribir,
Fuentes ya está muy viejo,
y Vila-Matas dejó de existir
desde la cabeza hacia abajo…

¡Y qué mierda…!
¡todos los demás están muertos…!

Para consolarme
llamo entonces a mis amigos,
pero se me olvida
que ellos están casados
y adormecidos,
y solo aguantan dos a tres litros de cerveza
los fines de semana,
y temen ir a poner bombas
como antes
porque si los descubren
pierden los puntos para el subsidio
o puede peligrar su trabajo
en universidades privadas,
y hasta me dicen, excusándose,
que no quieren ser un mal ejemplo
para nadie.

Los otros,
están en el extranjero,
gastándose la plata de mis impuestos
y viviendo gracias a becas
que les permiten escribir
entre 100 y 500 páginas
de letras sobre otras letras
que a nadie importan…

Si yo fuera puta,
pienso entonces,
-y con esto no quiero decir que aún no lo sea-,
le vendería mi culo
al pordiosero más sucio
y aceptaría un trago de cualquier cosa con alcohol
como pago…

Pero claro,
Dios me hizo macho
y mi prostitución ha sido hasta ahora
de una naturaleza distinta:
trabajando para un colegio
de la Cámara Chilena de la Construcción,
por ejemplo,
y ocultando en gran parte aquellas cosas
que los padres que envían sus hijos ahí
no quieren que ellos oigan.

Desde ahí,
apenas puedo darme pequeños lujos:
obligarles a que despeguen los adhesivos del ché
con los que han adornado sus celulares nuevos,
o rechazar invitaciones para ir a ver a McCartney
que valen poco más de dos sueldos mínimos…

Es decir,
mi única revancha
es decir que no.

El mundo mientras tanto,
sigue contaminándose,
y algunos pagan por ir a gritar consignas antiimperialistas
junto a U2,
y otros se filman follando en el auto nuevo
de sus padres…

Y el alcohol los adormece
Y la marihuana los adormece
Y los estudios
Y los créditos…

Y solo despiertan
cuando en la cajita feliz
les sale una foto del che jugando golf…

¿Se acuerdan amigos
cuando hicimos esas cosas…?

Cuando golpeamos a un Superman por facho
o a un Batman porque todo lo que hacía lo hacía
por sí mismo…

¿Se acuerdan que lloramos
cuando encontramos las facturas
por seis mesas de pool
para casas particulares
financiadas por el partido comunista…?

¿Se acuerdan de las biografías falsas?

Esas en que Kafka renunciaba
y golpeaba a sus superiores,
o en que Van Gogh elegía otra muerte,
o en que Cioran se convertía en líder
de un grupo suicida…

¿Se acuerdan que creíamos en los otros?

¿Se acuerdan que creíamos
en nosotros mismos?

¿Fue acaso porque las mujeres que amamos
nos fueron infieles…?

¿O fue porque nos dolió que el mundo nos mintiera
y se hiciera infiel a sí mismo?

¿O simplemente fue que nos dimos
demasiada importancia?



Eso pienso mientras saco cuentas
y vuelvo nuevamente a los remates
de esos artículos
por internet…

Y sí…
mañana será otro día,
me digo,
y luego otro…

Pero un día de estos,
sin duda,
será distinto.

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