domingo, 26 de junio de 2011

La historia de hoy.

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-No sé cómo diferenciar entre un hombre y el fantasma de un hombre –me dijo.

Luego encendió un cigarro y se sentó a mi lado. Yo le ofrecí cerveza, pero ella no quiso.

-A veces me pasa que hablo horas con alguno –continuó-, y cuando ya va siendo hora de finiquitar el asunto y uno debe elegir entre llevárselo a la cama o simplemente despedirse resulta que el supuesto hombre era en realidad el fantasma de un hombre, y uno se encuentra hablando a solas y haciendo el ridículo… ¿tú de cuáles eres, a todo esto?

-¿Cómo?

-¿Qué tipo de hombre eres, me refiero?

-De los que irían a la cama –contesté.

-Me refiero si eres de los de carne y hueso o de esos que desaparecen así sin más –explicó.

-De los de carne y hueso –repliqué.

-¿Puedo probar?

Yo asentí.

Entonces ella apoyó una mano sobre una de mis piernas y la apretó.

-¿Y? –pregunté.

-Parece que eres de los que no desaparecen –contestó.

-¿Y eso es bueno?

-Sí –me dijo, y me besó brevemente.

Yo llevaba en el local unas horas y ya había tomado varias cervezas. Y el amigo con el que había ido a aquel bar había ido a buscar algo al auto, así que me encontraba solo en ese entonces.

La mujer que se había acercado era una chica morena, bastante atractiva y supongo que mi amigo habría dudado un buen rato antes de darse cuenta que era yo el que estaba ahí con ella, antes de acercarse.

-Generalmente confundo cosas –me dijo la chica-, me pasa desde pequeña… Es como en esas películas de terror cuando existen tipos que hablan con gente muerta, y a veces no se dan ni cuenta…

-¿Hablas con muertos?

-Sí –me dijo-. Y los veo constantemente. De hecho, no tengo una forma clara de diferenciarlos de los vivos hasta que ya es tarde…

-¿Y sabes que yo estoy vivo porque me tocaste la pierna…?

-No. A veces los muertos también me son tangibles… -explicó-. La diferencia es otra… en todo caso tú eres de esos que deberían estar muertos…

-¿…?

-Sí, por eso vine… La verdad es que me atraen un poco más los muertos, sabes… Y tú eres de esos que debieron estar muertos, pero los salvó otro…

-¿Cómo?

-Eso, que a ti te salvaron… un muerto me refiero… uno que murió ahogado, parece, o algo así… ¿quieres que intente verlo mejor?

-No… no es necesario.

-¿Ni siquiera quieres saber para qué te salvó?

-…

-Es que no te salvan porque sí, ellos salvan por algo…

-Pues la verdad es que preferiría no saberlo…

-¿Por qué?

-Quizá porque siento que ya tengo suficientes responsabilidades –le dije.

Entonces ella me sonrío, y poniéndome nuevamente una mano en una de mis piernas se acercó para que nos besáramos, otra vez…

Pero el beso no llegaba.

-¿Qué te pasa, hueón? –dijo entonces mi amigo, mientras se sentaba a mi lado y ponía dos cervezas llenas.

-¿Y la morena?

-¿Cuál morena…? ¿Queríai cerveza negra…?

-No… yo hablo de la morena po hueón –intentaba explicarle-, una chica que habla con muertos y que me vino a hablar y que nos besamos y…

-¿Era fea?

-No hueón, era súper linda y…

-Estay cagado, hueón –me dijo- Si hubiese sido fea te creo, a lo mejor...

Yo miré hacia los lados y calculé el tiempo. Si ella hubiese estado ahí la habría visto. Algo andaba mal.

Yo lo miré y noté que él no le daba importancia al asunto, así que al final desistí de explicarle, aunque seguí buscando en el local durante bastante rato.

Al final tomamos otro par de cervezas y nos fuimos.

Fue entonces que, llegando al auto, tres tipos se acercan, dos de ellos con una pistola en la mano.

Mi amigo que los vio poco antes intentó avisarme y arrancar, pero uno de los tipos le disparó en la pierna.

Sí, igualito que en las películas, solo que aquí no había motivo alguno, y todo era un poco más fome, principalmente porque no había banda sonora.

Por lo demás, los tipos parecían vestir el mismo atuendo, como si pertenecieran a una banda musical, o a un equipo de basquetbol.

Fue entonces cuando uno de los tipos se me acercó y me apuntó con la pistola en la frente.

-¿Tú eres Vian? –me preguntó.

-Sí –contesté.

Y luego él apretó el gatillo. Pero no pasó nada.

Es decir, sonó como algo trabado en el arma, y el tipo miró a sus compañeros que estaban algo más lejos, cerca de mi amigo.

Fue entonces que el tipo que había intentado dispararme me golpeó con la culata del arma, en la frente, haciéndome una herida, mientras intentaba nuevamente disparar, sin lograrlo.

-No vas a poder –le dije. Y el tipo me miró, creo que asustado.

Luego huyó del lugar, junto a los otros hombres, que se subieron a un auto que pasó a buscarlos, segundos después.

Mi amigo me contó que los tipos le dijeron que me buscaban a mí, y que hasta uno se excusó por el balazo.

Llegaron policías, salieron testigos, y nos llevaron a constatar lesiones.

Como no tengo carnet tuve que inventar que me lo robaron, y me contradije en la declaración dos veces.

Mi amigo tiene apenas un rasguño porque la bala solo lo hirió superficialmente ya que andaba como con tres pantalones, por el frío, y además no le llegó de lleno.

Yo me quedé con un corte en la frente y citado a declarar.

Esa es la historia de hoy.

No hay ficciones. Salvo unas palabras que crucé con la mujer morena y que preferí omitir.

Y me importa una mierda si la policía investiga y encuentra esto.

Por último, hoy también en el cielo, vi dos lunas.

5 comentarios:

  1. Nadie puede quitarnos la libertad de imaginar...
    Otro gran texto.
    Saludos.

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  2. Gracias, pero parece que voy a tener que subir un par de fotos, para que me crean...

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  3. fantasmas y tiroteos, bonita combinación. Me gustan tus textos, te sigo! un abrazo ^^

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  4. Verdad, eso de "fotos" es una miseria.

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