sábado, 4 de junio de 2011

Humpty sobre el muro.

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"Tienes que caer para saber quién eres"
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Humpty Dumpty es ingenuo y cree en ocasiones que el mundo le pertenece, y desde lo alto del muro se olvida de quien es, y cree ser rey y gobierna según sus propias leyes.

-No deben temer –dice entonces Humpty Dumpty-, a veces esto se mueve, pero sucede lo mismo con los puentes colgantes, y al final nadie cae, ni entabla demandas... ¡Confiad en mí!

Sin embargo, tras pasar el tiempo, Humpty comienza a darse cuenta que algo ocurre: o el muro está más bajo, o es el mundo el que está subiendo de nivel, y de una forma apresurada.

-Muy pronto no habrá muro –dice Humpty Dumpty-, y no podrá tampoco haber caída.

Pero olvida Humpty Dumpty, que él es ya un acertijo revelado, o un enigma sin secreto, y que su caída se produjo aún antes de caer, y que forma parte de quien es, desde antes que él comprenda lo que era.

-No soy cáscara –dice Humpty, como defendiéndose-, no lo soy y sin embargo soy tan débil como si lo fuese.

Lo extraño, es que Humpty habla solo, y espanta a los pájaros que intentan empollarlo y le arrojan gusanos en la boca.

-No hay lugar seguro –alega Humpty, escupiendo los gusanos-, da igual donde te subas, no existe un buen lugar donde estar a salvo… ni siquiera para un rey…

-Además –continúa-, lo peor de caer no es quebrarte… sino revelarte vacío… Y sí, a veces siento que sí, que el viento me mueve como si no tuviese nada dentro… y lloro un poco, y se me pasa. Y quizá hasta voy cayendo, de un muro a otro, pero lo cierto es que no me doy cuenta de aquello, si sucede…

Y claro, es entonces cuando escucho a Humpty Dumpty hablar solo, y me acerco un poco porque quizá el sitio en lo alto del muro no es tan malo, y porque no quiero pensar… y porque además…

-¡Está lleno! –advierte Humpty Dumpty, interrumpiéndome.

-¿Qué está lleno? –pregunto yo.

-Todo está lleno –me aclara-, el mundo y el muro… y hasta las salas de espera… ¿sabes acaso quién soy?

-Sí. Eres Humpty Dumpty -Le digo.

-¿Y sabes qué día es hoy?

-Mmm… ¿el no cumpleaños?

-No. Justamente no, pero no importa…

-Pero, ¿puedo igual subir al muro?

-No. No se puede. Está lleno y además voy a caer y necesito concentrarme.

-¿Concentrarte para caer?

-Concentrarme para saber quién soy, justo antes de quebrarme.

-¿Tiene sentido eso?

-Muchísimo. Tanto que te regalo el sentido sobrante para que te hagas un nombre decente.

-Pero yo ya tengo un nombre…

-Para caer desde lo alto del muro se necesita a veces otro nombre…

-Pero yo no voy a caer… acuérdate que me dijiste que está lleno…

-Hay muchas formas de caer desde un muro, sin subirlo… Lo que pasa es que eres un ingenuo…

-¿Y entonces por qué subes al muro si puedes caer desde otro sitio?

-No te equivoques: yo no he subido al muro.

-¿No has subido tú?

-No. Ni tampoco me han subido.

-Pero entonces…

-¡Entonces nada…! Sucede que estoy arriba del muro y eso es todo…

-Pero vas a caer…

-O ya caí, o estoy cayendo, no veo cuál es la diferencia…

-La diferencia es que estás sobre el muro y no bajo él…

-Nadie puede estar en dos sitios, yo estoy sobre el muro, no te equivoques.

-Pero…

-Nada. No hay peros. Soy el que soy y tú el que eres, así de simple.

-Pero…

-Nada. Y si me voy a quebrar deja que ocurra al menos sin dar explicaciones, pues no te las debo.

-…

-Sí, mejor me despido –dice finalmente Humpty Dumpty-, creo que llegó la hora.

Y claro, la hora llega, y Humpty Dumpty se viene abajo, de improviso.

Y luego, para no ser menos, yo también.

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