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I.
Leo sobre un hombre
que mientras se preparaba
para ir a trabajar,
apretó tanto el nudo de su corbata
que se ahorcó a sí mismo.
Es decir,
mientras lo apretaba,
el hombre fue incapaz de comprender
que la sensación de ahogo que sentía
era producto de su propia acción
y terminó por dar cuenta de sí mismo
-al parecer-,
sin entender lo sucedido.
Y claro,
no es que quiera yo
ponerme a reflexionar
para entender de forma tardía
lo que el hombre aquel no comprendió,
pero me gustaría dejar constancia
al menos, de este hecho,
antes de seguir
con otro asunto.
Resumo entonces este punto:
Un hombre se ahorcó a sí mismo,
al ponerse la corbata
y no se dio cuenta,
jamás,
de lo ocurrido.
II.
El agua fluye hoy por cañerías.
No toda, claro,
pero al menos lo hace
la gran mayoría
del agua que consumimos.
Por lo mismo,
es de vital importancia
el cuidado de dichas cañerías,
para asegurar que el líquido
llegue en buenas condiciones
hasta nosotros.
Respecto al agua que fluye libre, en cambio,
aprendemos que hay que desconfiar
pues puede dañar nuestro organismo,
de la misma forma que el niño
que no asiste al colegio,
o el hombre que renuncia sin razón
a su trabajo,
puede dañar
el organismo social,
sin saberlo.
De todas formas,
dejo a su propio criterio
la relación y el significado
que los datos recién entregados
puedan tener
en función de lo primero que hablábamos
respecto a un hombre y su corbata
y a la muerte que nos viene
por nuestra propia mano,
sin que nos demos cuenta.
III.
Ahora bien,
mientras intentaba vincular
entre sí
lo anteriormente descrito,
acabo de recordar que existe otro hecho
cuyo sentido
prefiero dejar que se me escape.
Y es que de un tiempo a esta parte,
-calculo aproximadamente que desde mayo-,
un gato que acostumbra
meterse a escondidas a mi pieza,
me ha sorprendido trayendo siempre
en su hocico
un pájaro muerto,
y dejándolo justo
frente al lugar en que me encuentro
como si se tratara de un altar.
Por lo demás,
la variedad de las víctimas
hace aún más difícil
entender esta acción
como un hecho cotidiano.
Y es que lejos de traer gorriones,
o palomas
u otros pájaros que abundan
en el sector,
el gato misterioso trae a casa
pájaros azules,
amarillos y rojizos
que parecen ser más de colección
o cautiverio,
y que nunca me ha tocado ver
fluir libres por las calles…
Quizá,
pienso ahora, esas aves,
solo vuelan al interior de cañerías
como el agua potable,
y el gato misterioso simplemente los trae
para vencer esa sed extraña
que nunca logramos comprender,
-al menos por nosotros mismos-,
de qué manera saciar.
IV.
Perdón.
Había dicho que no quería
proponer interpretaciones
y casi termino haciendo una…
Lo cierto,
sin embargo,
es que más allá de toda posible comprensión,
o traducción del significado
a palabras más cotidianas
y concretas,
hoy me limito
a contarles a ustedes unos hechos
cuyo sentido se me escapa,
por más que intuya
intersecciones…
Por último,
no crean que los dejo aquí
por una razón distinta al afecto
que me lleva a mostrarles
algo así como mis “debilidades intelectivas”,
y sepan también que no pretendo
que pierdan ustedes su tiempo
intentando solucionar
aquello que al igual que una flor
-o una piedra-,
está ahí para ser comprendido
con una herramienta muy lejana
al intelecto,
y cuyo nombre concreto,
por cierto,
todavía desconozco.
Leo sobre un hombre
que mientras se preparaba
para ir a trabajar,
apretó tanto el nudo de su corbata
que se ahorcó a sí mismo.
Es decir,
mientras lo apretaba,
el hombre fue incapaz de comprender
que la sensación de ahogo que sentía
era producto de su propia acción
y terminó por dar cuenta de sí mismo
-al parecer-,
sin entender lo sucedido.
Y claro,
no es que quiera yo
ponerme a reflexionar
para entender de forma tardía
lo que el hombre aquel no comprendió,
pero me gustaría dejar constancia
al menos, de este hecho,
antes de seguir
con otro asunto.
Resumo entonces este punto:
Un hombre se ahorcó a sí mismo,
al ponerse la corbata
y no se dio cuenta,
jamás,
de lo ocurrido.
II.
El agua fluye hoy por cañerías.
No toda, claro,
pero al menos lo hace
la gran mayoría
del agua que consumimos.
Por lo mismo,
es de vital importancia
el cuidado de dichas cañerías,
para asegurar que el líquido
llegue en buenas condiciones
hasta nosotros.
Respecto al agua que fluye libre, en cambio,
aprendemos que hay que desconfiar
pues puede dañar nuestro organismo,
de la misma forma que el niño
que no asiste al colegio,
o el hombre que renuncia sin razón
a su trabajo,
puede dañar
el organismo social,
sin saberlo.
De todas formas,
dejo a su propio criterio
la relación y el significado
que los datos recién entregados
puedan tener
en función de lo primero que hablábamos
respecto a un hombre y su corbata
y a la muerte que nos viene
por nuestra propia mano,
sin que nos demos cuenta.
III.
Ahora bien,
mientras intentaba vincular
entre sí
lo anteriormente descrito,
acabo de recordar que existe otro hecho
cuyo sentido
prefiero dejar que se me escape.
Y es que de un tiempo a esta parte,
-calculo aproximadamente que desde mayo-,
un gato que acostumbra
meterse a escondidas a mi pieza,
me ha sorprendido trayendo siempre
en su hocico
un pájaro muerto,
y dejándolo justo
frente al lugar en que me encuentro
como si se tratara de un altar.
Por lo demás,
la variedad de las víctimas
hace aún más difícil
entender esta acción
como un hecho cotidiano.
Y es que lejos de traer gorriones,
o palomas
u otros pájaros que abundan
en el sector,
el gato misterioso trae a casa
pájaros azules,
amarillos y rojizos
que parecen ser más de colección
o cautiverio,
y que nunca me ha tocado ver
fluir libres por las calles…
Quizá,
pienso ahora, esas aves,
solo vuelan al interior de cañerías
como el agua potable,
y el gato misterioso simplemente los trae
para vencer esa sed extraña
que nunca logramos comprender,
-al menos por nosotros mismos-,
de qué manera saciar.
IV.
Perdón.
Había dicho que no quería
proponer interpretaciones
y casi termino haciendo una…
Lo cierto,
sin embargo,
es que más allá de toda posible comprensión,
o traducción del significado
a palabras más cotidianas
y concretas,
hoy me limito
a contarles a ustedes unos hechos
cuyo sentido se me escapa,
por más que intuya
intersecciones…
Por último,
no crean que los dejo aquí
por una razón distinta al afecto
que me lleva a mostrarles
algo así como mis “debilidades intelectivas”,
y sepan también que no pretendo
que pierdan ustedes su tiempo
intentando solucionar
aquello que al igual que una flor
-o una piedra-,
está ahí para ser comprendido
con una herramienta muy lejana
al intelecto,
y cuyo nombre concreto,
por cierto,
todavía desconozco.
a veces el intelecto nos tiende las peores trampas! :)
ResponderEliminarUn abrazo.