sábado, 1 de enero de 2011

Charla superficial con la persona más profunda del mundo.

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- ¿Y usted es entonces la persona más profunda del mundo? –le pregunto.

-Así es –escucho a lo lejos, como la voz de alguien que estuviese más atrás.

Luego ambos guardamos silencio.

-¿Y todo bien por allá? -Insisto.

-¿Por allá dónde?

-No sé… allá, en la profundidad…

-Ah…sí, bien, supongo. Todo bien.

-¿Y el tiempo?

-¿Qué tiempo?

-El atmosférico, usted sabe…

-¿Por qué lo pregunta? ¿Acaso no sabe que el espacio físico es el mismo?

-Eh… sí, es cierto… es que noté que nos quedábamos en silencio.

-…

-… huip… huip… prrriii….

-¿Qué hace, Vian?

-Intento silbar. Pero no sé.

-Yo sé silbar bien. Pero nunca lo hago.

-¿En serio?

-Sí, escuche: huuuuuuiiiiiiiiiii…

-¡Qué lindo!

-No me interrumpa…

-Disculpe…

-Huuuuiiiiiiii… Ya. Ahora sí.

-¿Ahora sí, qué?

-Ahora terminé de silbar.

-Ah.

-¿Sabe, Vian? Me dijeron que usted quería hablar conmigo, y yo hice un espacio en mi agenda, y vine.

-Y se lo agradezco.

-Pero es que no entiendo, Vian.

-¿Qué cosa?

-Para qué quería que viniera.

-Ah, eso…

-Sí, eso.

-Es que no sé bien, me hablaron de la persona más profunda del mundo, aquella cuyas reflexiones podían extraer el sentido hasta… no sé… hasta de una piedra…

-Una piedra es digna de reflexión, Vian.

-Lo sé, no lo decía peyorativamente, disculpe.

-¿Siempre se disculpa tanto?

-Eh… no sé… disculp…

-Mire, mejor pregúnteme algo, que para eso vine. Plantee un tema, dígame una frase de la que podamos hablar… hábleme de algún libro por ejemplo… ¿usted lee harto, cierto?

-Sí. O sea, menos que antes, pero sí. Harto.

-¿Y…?

-Es que no quiero hablar de eso.

-Ok. ¿Y de qué quiere hablar?

-No lo sé… de nada profundo, para ser sincero.

-Entonces me está diciendo que pidió hablar con la persona más profunda del mundo para hablar de cosas superficiales.

-Eh… sí…. Una charla superficial con la persona más profunda del mundo…

-Ya di esa idea. Vian.

-Es que repasaba el título…
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-...
.
-...
.
-¿Qué hace, ahora?

-Es que me pica un poco el cuello, y tengo un dolor raro atrás de la cabeza.

-¿Dónde?

-Aquí mire… ¿me presta su mano?

-¿Para qué?

-Para que toque el dolor… o sea, el lugar donde me duele un poco…

-¿No está intentando nada raro, Vian?

-¿A qué se refiere?

-¿No va a intentar besarme o algo así…?

-No, cómo cree. Usted es la persona más profunda del mundo, no me atrevería.

-Pero se ha dado cuenta que soy mujer, supongo.

-Sí, y es bonita de hecho, no es el punto… ¿Puede hacerme cariño donde me duele?

-¿Acá?

-Sí… gracias.

-Ok. ¿Está bien así?

-Sí… como que se alivia un poco.

-¿Qué cosa?

-El dolor, o eso que siento ahí en la cabeza.

-¿No ha ido al doctor?

-No, hace años.

-Tiene cototos en la cabeza.

-Sí, a veces salen. Hace un tiempo me corté harto el pelo y hasta se notaban un poco.

-Yo me corto el pelo siempre igual, hace años.

-Le queda bien…

-Pero me lo corto igual, ese es el punto. A veces el ser una persona profunda obliga a centrar la atención en otras cosas.

-…

-Imagínese que usted esperara hablar con la persona más profunda del mundo y apareciese yo, con un corte de pelo a la moda, maquillada, y con un vestido abierto, no sé… atractivo…

-Se vería bien. Es usted atractiva, en serio…

-No lo sé, Vian. Se lo digo de verdad. Es decir, lo era, antes de ser profunda… ¿ya se fijó en mis ojos?

-Sí, son dos.

-No se haga el tonto… acomódese para hacerle cariño acá… bien… Bueno, le preguntaba por mis ojos, mírelos de cerca.

-…

-¿Y?

-Mmm, son lindos… eh…

-¿Pero…?

-Es que puede que le moleste.

-Di, no hay problema.

-Es que están cómo más atrás, cómo que usted estuviese en otro sitio.

-¿Dónde, Vian?

-¿Dónde qué?

-¿Dónde estoy…?

-…

-…

-¿Está llorando?

-Es que ser profundo es vivir dentro, Vian, y dentro es lejos, y eso es no vivir, no tocar… no nada…

-Pero es la persona más profunda del mundo, ¿sabe cuánta gente le gustaría tener ese título?

-Pero yo no soy un título, Vian, yo soy alguien… ¿entiendes? Alguien que se cayó a un pozo. Y todos se paran afuera y te preguntan cosas… que cómo es el fondo de la vida, las razones, los porqués… ¡todo!

-…

-Y un pozo es triste, Vian, es oscuro y a veces está helado… bueno, pero lo de helado da lo mismo… lo importante es que es solo, y húmedo. Y no hay nadie.

-Pero está usted.

-No, yo estoy fuera… o mejor dicho, no estoy en ningún sitio… soy incapaz de tocar a los otros, Vian…

-Pero a mí me está haciendo cariño, y me hace bien.

-Eso es una excepción.

-La vida es una excepción.

-No te pongas profundo tú… recuerda lo que pasa luego.

-¿Qué pasa?

-Te quedas solo, abajo.

-Yo intentaba bajar, o que tú subieras…

-¿Me quieres dar un beso, Vian?

-¿Qué?

-Que si me quieres dar un beso.

-Eh… sí, pero…

-¿Pero qué?

-¿Puedo darle un abrazo primero?

-Sí, pero discúlpame si no puedo responder.

-…

-¿No vas a dar el beso nunca?

-Estaba abrazando…

-Es que tengo miedo Vian, después no va a pasar nada y voy a volver al pozo, y no te voy a volver a ver.

-¿Por qué?

-Porque nadie vuelve a hablar con la persona más profunda del mundo, todos descubren que no tienen nada que hacer con las respuestas que les doy, y de cierta forma me repelen.

-Pero yo podría bajar, no sé… siento esto apurado, estás nerviosa… y lejos.

-¿Y te importa eso?

-Sí, claro que me importa.

-Entonces suéltame…

-¿Qué…?

-Ya, mira que estupidez la mía. Tan superficial que la ponen a uno algunas cosas…

-Pero…

-Nada, Vian. Ha sido un gusto. Me atrasé unos minutos y tengo algo que hacer.

-¿En el pozo?

-Donde sea. No es de tu incumbencia.

Aquí la mujer se volteó y siguió hablando de espaldas.

-Creo que es mejor que te marches. –Me dijo.

Pero al final se fue ella. Su voz se escuchaba como con sollozos, contradictoria. La noche se nubló de pronto y luego, cuando volví a ver claro, ella no estaba ahí.

Me gustaría hacer chistes. Decir que descubrí que tenía mal aliento o que me faltaba desodorante, pero lo cierto es que me faltaba otra cosa.

No crean que no pensé en seguirla, o en insistir que no se fuera, pero tengo algo raro en el corazón, un nudo raro, y no quiero dañar a nadie.

Puede sonar cobarde, o como alguien estacionario, o distante, pero no es así. Es simplemente que quiero dar lo mejor mí, y para eso estoy trabajando...

Ah, y a todo esto, más allá de ser la persona más profunda del mundo, era también una de las más hermosas, que he visto.

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5 comentarios:

  1. Ni idea de quién eres. Pero ...
    Peroo.... eres una de las personas más profundas para escribir que he leído.
    I like it.
    Saludos. (yo no te leia de vez en cuando. Pero bueno, ahora si puedo hacerlo.)

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  2. Pasaste por mi blog. Me dejaste un punto vacio. Un circulo (de la amistad?). La intriga me trajo al tuyo. Hermoso post.

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  3. Gracias.
    Ningún punto está vacío.

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  4. Buen drama... sería perfecto en una escena.

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  5. Se me hizo un tantito parecido a "El tunel" de Ernesto Sabato.

    A veces, pienso que no hay que esperar tanto a sentirse preparado.

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