La cámara viajera: cine danés (x5)

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¡Ufff, Dinamarca…!

Algo me ha dado este nuevo año por los films daneses. Algo que existió siempre en todo caso, pero lo cierto es que me sorprendo revisitando unos y/o viendo por primera vez algunos otros, con no poco entusiasmo.

Lo malo es que suelen ser dramones, películas que no se ahorran sufrimientos y que, llevados por un trabajo de dirección que roza la excelencia, terminan dejándolo a uno por el suelo -si nos dejamos llevar-, o alegando porque esta industria de dolor prefabricado no marca grandes diferencias en sus producciones, creando así un todo que hoy por hoy podría entenderse casi como un nuevo género: el drama nórdico.

¡Y eso que no voy a hablar de Medea, de Von Trier!, que logré conseguir por estos días, y que logra de cierta forma eslabonar al cine danés clásico (a partir del desarrollo de un guión escrito por Dreyer) con este nuevo cine danés que, como decía antes, no está nada mal.

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I. Submarino, de Thomas Vinterberg (2010).

Quizá esta película podría resumirse como un film plagado de miserias, pero bien realizado. Con buenas actuaciones, y un más que correcto trabajo de dirección, aunque algo tremendista en el sufrimiento que nos muestra, y que no ahorra tragedias en ningún momento.
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No llega a incomodarnos, sin embargo como La celebración –quizá su mejor film-, ni a extrañarnos como Dear Wendy –aunque yo en realidad quedé encantado con esa película-.
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En ésta, se nos presenta la historia de dos hermanos, luchando cuerpo a cuerpo hasta ver cuál de los dos tiene su vida más destruida, a partir de una tragedia que vivieron ambos cuando pequeños.

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Por si fuera poco, Vinterberg agrega otros personajes de una miseria similar, y construye un mundo ante el cual las ratas con menos estómago harían arcadas.
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Sin embargo, algunos personajes, -entre ellos un niño, hijo de uno de esos hermanos-, terminan por aportar cierta nobleza al mundo que ahí existe, y hasta arrojan luces sobre la manera en que -a un tremendo costo, es cierto-, puede intentarse sobrevivir en ese mundo, expiar culpas, y arrojar fuera de uno, lo que está contaminado.
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Y sí, hilando fino uno podría hablar de efectismo y tragedias gratuitas, pero hay algo honesto también en este film, y negarlo sería también negar el dolor, que también existe, más allá incluso, de esos extremos.

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II. Baenken, de Per Fly (2000).

Según me dicen, esta es la primera película de una trilogía en la que este nuevo director danés aborda la tragedia presente en la vida de distintas clases sociales.
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En este primer turno, por cierto, tomará la vida de los más marginados, los que sobreviven gracias a programas estatales y que no parecen tener nada, -salvo el alcohol y un banco en el que se reúnen a compartir miserias-, para aguantar la existencia.
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Se aprecia, sin embargo, en este film, la presencia de un buen director, que maneja bien los tiempos narrativos, y una calidad tremenda en el reparto, sobre todo en el personaje principal que sostiene sobre sí mismo el rango de verdad que adquiere este film.
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Este personaje, un hombre acabado y consumido por el alcohol, que ha abandonado a su hija y ha dejado atrás todo lo que podría acercarse a la idea tradicional de dignidad, nos sirve entonces como guía en un mundo donde todo parece justificar que él le haya dado la espalda: soledades, traiciones, violencia… injusticias.
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A pesar de esto, -sin adelantar nada concreto del argumento, por cierto-, este hombre intentará, dentro de sus precarias condiciones, acercarse a una segunda oportunidad, apoyándose en los mínimos salientes que tiene para escalar a lo que, según recuerda, debía ser un ser humano.
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Y claro, habrá más alcohol, recaídas, un niño, una hija… y un guión que intenta hacer de este personaje, un héroe… pero tal como dijo alguien por ahí, refiriéndose a esta misma película: los marginados no pueden ser más que héroes a la fuerza… víctimas entonces, podríamos completar… o hasta marionetas.

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III. Arven, de Per Fly (2002).

La segunda película de la trilogía de este director nos lleva de golpe al mundo opuesto al de Baenken, es decir, a la opulencia, a la clase acomodada… a los que cargan sobre sí, según dicen ellos mismos, el peso no sólo de sus vidas, sino el de las vidas de todos aquellos otros que trabajan para ellos.
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Nos encontramos entonces con una película, que sobrepasa, al menos en su realización y guión, a su predecesora, y que ahonda en problemas que nos recuerdan que el verdadero abandono no es sólo social, sino que está originado en el dejar de lado a quienes amamos, y, de pasada, a nosotros mismos.
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La historia nos muestra entonces a un personaje, que a partir de hacerse cargo de la industria que tiene a cargo su familia durante varias generaciones, comienza a poner en juego su núcleo más íntimo, y, desde ahí, su vida entera.
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La película, sin embargo, sabe abrirse desde esa historia y abarca una situación que es mucho más compleja y común y que trasciende a todas las clases sociales y contextos y que dice relación con qué hacemos, quienes somos, y claro, en quienes nos convertimos.

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Una muy buena película, en resumen, drama nórdico sin duda, pero que no llega a los bordes trágicos –al menos de forma explícita- que las películas mencionadas anteriormente.

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IV. Páginas del libro de Satán, de Carl Theodor Dreyer (1921)

Hablar de Dreyer es hablar casi de un país a parte: la nación Dreyer… un país que quizá ya haya sido invadido y conquistado, pero que es posible revisitar de vez en cuando a través de sus películas.

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Sin embargo, no pretendo aquí intentar describir ese país, sino simplemente dar dos pequeños acercamientos a un par de sus películas que no son tan renombradas como Juana de Arco, Dies Irae o La palabra.
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En Páginas del libro de Satán, Dreyer, a través de una narración estructurada en capítulos, al modo de Griffith en Intolerancia -aunque sin alcanzar aquella cumbre-, nos introduce al tema del mal, a la tentación del hombre por parte de un Satán que realiza un pacto con Dios estableciendo así su papel entre los hombres.

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Una película algo menos brillante que las otras de Dreyer, debido en parte a la irregularidad de las historias narradas, pero necesaria para todo aquel que se interesa de alguna forma por la historia del cine y que tenga interés en profundizar sobre la compleja visión de mundo que este director danés tenía.

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V. Vampyr, de Carl Theodor Dreyer (1932).

Interesante resulta al menos esta película de Dreyer, cuyo fracaso en críticas y taquilla terminaría alejando del cine a este director por casi doce años.

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Hoy en día, sin embargo, la visión que sobre el mundo de los vampiros se aprecia en este film, no deja de sorprenderme, a pesar de que su ritmo no siempre resulta cómodo, ni parece llevado a través de una misma línea.

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Me atrae así, por ejemplo, la visión del espacio onírico y la constante presencia de las sombras, así como un par de escenas técnicamente muy bien filmadas y que elevan a este film como una referencia obligada para todos aquellos que se interesan de alguna forma por el mundo de los vampiros, o, simplemente, por el mundo del buen cine.

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Por último, destacar que tanto el montaje como ciertos recursos empleados durante el desarrollo del film, aportan a crear un clima interesante y hasta perturbador, en algunos momentos.

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No profundizaré más, sin embargo, pues creo que Dreyer merece una atención más profunda y acabada, que se realizará, supongo, en otro momento.

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A todo esto, existen páginas donde pueden descargar fácilmente estas películas (megaupload & rapidshare la mayoría), y en una excelente calidad. La excepción a esto quizá sea Vampyr, pero desconozco si existe, al menos en la red, una versión bien conservada, de esta película.

I. Submarino: http://www.cultmoviez.net/2011/01/submarino-2010.html

II. Baenken: http://sexandthebici.blogspot.com/2010/11/baenken-2000-dvdrip.html

III. Arven: http://sexandthebici.blogspot.com/2010/11/arven-2003-dvdrip.html

IV. Páginas del libro de Satán: http://filmoteca-canal7.blogspot.com/2010/08/leaves-out-of-book-of-satan-1921-de.html

V. Vampyr: http://filmoteca-canal7.blogspot.com/2009/08/vampyr-1932-carl-th-dreyer.html