Tercer acto.
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Escena 1: Exterior del salón. El lugar está preparado para recibir a los invitados. Atrás, colgado sobre la gran muralla que marca el término del jardín, hay un gran lienzo que dice: “Fiesta de disfraces”. Todos los personajes están en el escenario, aunque unos más retirados que otros. En primer término se encuentran Vian (V), Felipe Falopio (FF) y Samuel (S). Luego se agregará la señorita Cassatt.
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FF: (Mirando el letrero) ¿Quién hubiese dicho que ésta era una fiesta de disfraces?
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S: Sin embargo observo que ha venido usted disfrazado.
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FF: Sólo por costumbre, no por indicación expresa.
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V: Pues en mí invitación sí salía que había que asistir disfrazado.
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S: ¿Le llegó a usted invitación?
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V: Sí, por supuesto… ¿acaso no les llegó a ustedes?
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FF: (Mirando a Samuel antes de contestar) No… no nos llegó nada… ¿Cómo era la suya?
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V: Blanca, y con letras blancas, por lo que no se leía muy bien… y venía también un poco de efectivo, para costear el disfraz, supongo…
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S: ¿Y compró usted alguno?
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V: No pude, el dinero se me fue en pagar una multa…
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FF: ¿Puede usted explicarse? (Saca la grabadora y aprieta un botón)
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V: ¿Qué cosa?
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FF: La multa… en la que gastó el efectivo…
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V: No les gustará… es que una historia tediosa y absurda…
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S: ¿Cómo la que estamos representado?
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V: Justamente, puede que sea una copia a escala…
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S: Pues con mayor razón debe usted contarla…
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FF: Sí, puede servirnos para entender algunas cosas…
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V: Lo dudo, pero ahí les va…
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(En ese momento llega la señorita Cassat, quien interrumpe tímidamente, luego de levantar la mano)
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SC: ¿Puedo escuchar también la historia? Mi madre me prohíbe entenderlas, pero no escucharlas…
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V: De acuerdo… (Vian hace una pausa mientras los otros se aprestan a escuchar) pues verán ustedes, iba yo manejando el otro día cuando me detuvo un carabinero…
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FF: ¿Iba de verde?
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V: No, yo iba con ropa de calle, creo que jeans y…
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FF: No, me refería al carabinero…
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V: Sí, de verde…
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FF: Es que creo que lo conozco, yo…
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S: (Intrigado con la historia de Vian) ¿Puede dejarlo continuar, señor Falopio? (Felipe Falopio se calla y hace un gesto a Vian para que continúe)
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V: El caso es que no me detuve ante ese carabinero, sino que seguí por el camino, sin embargo, justo 357 días después vi que aparecía frente a mi vehículo en marcha, quién sabe si el mismo carabinero…
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SC: (Interrumpe entusiasmada) ¿Quiere decir que el carabinero dosapareció en frente suyo?
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V: ¿Dosapareció?
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SC: Claro, que apareció dos veces…
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FF: Pues si lo hizo o no, estoy seguro que se trata del mismo carabinero del que…
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S: (A la señorita Cassatt y a Felipe Falopio) ¿Podrían dejar que termine su historia…? Es que tengo esperanzas de que sea algo así como el corazón de la nuestra…
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V: (Retomando la narración) Bueno… como sea… lo que ocurrió fue que esa vez me detuve, y descubrí que el policía me quería multar por una situación absurda… y era que él me exigía tener las luces prendidas pues según él, faltaba menos de una hora para que oscureciera…
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FF: ¡Qué absurdo!
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V: Pues eso pensé yo, y se lo dije… o sea, le pregunté cómo iba yo a saber que faltaba una hora para que oscureciese si aún no oscurecía… y él, sin argumentos por supuesto, me decía simplemente que todos sabían…
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FF: (Sin poder contenerse) ¡Estoy seguro que es el mismo, él mismo…! (Samuel lo mira amenazante y Felipe Falopio intenta controlarse, aunque sigue gesticulando en silencio)
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V: Al final, le exigí que esperásemos una hora: si oscurecía en el intertanto, no sólo pagaría la multa, sino que estaría dispuesto a ser condenado incluso a la pena de muerte…
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SC: (Entusiasmada) ¿Y es cierto que le llegó invitación para esta fiesta? (Todos la miran sin entender su pregunta, por lo que la señorita Cassatt se avergüenza) Disculpen, es que soy algo lenta…
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V: (Perturbado en un inicio, pero retomando la historia, tras una pausa) Bueno, ya se darán cuenta que, como me ven acá, quiere decir que gané, que no oscureció en una hora… y que de hecho, bueno… hasta el día de hoy…
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S: Es cierto, yo lo reporté, es un fenómeno inquietante, no se oscurece desde hace ya varios días…
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V: Claro, justamente desde que esperamos con el carabinero… (Vian toma una copa que estaba sobre una mesa y se la sirve lentamente)
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FF: Espere... ¿es ese el final de la historia?
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V: Sí. Como epílogo podría contar que el carabinero aún está esperando y hasta olvidó quién era… a veces algo pasa y le moja los pies y él cree que es planta, o un tipo bromista le echa ceniza en la cabeza y él piensa que es cenicero… Yo mismo, que decidí dejarle el efectivo de todas formas, lo llevé a pensar que era una alcancía…
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FF: ¿Tanto le afectó la situación?
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V: Así parece, por lo menos…
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FF: Pues yo lo encuentro absurdo… además, si esta historia es, como decía Samuel, el corazón de la nuestra, supongo que lo único que quiere decir es que nuestro corazón no late en lo más mínimo… que se ha detenido…
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SC: Yo creo que es mejor preguntarle al anfitrión.
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S: ¿Qué anfitrión?
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SC: El de esta fiesta.
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FF: Pues yo creo que no hay anfitrión.
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SC: Siempre hay anfitrión, mi madre lo dice.
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FF: ¿Y quién es su madre? (La señorita Cassatt se la indica)
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V: Es Vieja Culiá.
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SC: Sí, ese es el nombre de mi madre.
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FF: Creo entonces que iré a saludarla.
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S: Yo también.
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(Ambos van hasta donde Vieja Culiá, y se observa que le hablan, a la distancia)
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Escena 2: Los mismos, menos Samuel y Felipe Falopio. Es decir, Vian y la señorita Cassatt.
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SC: ¿Sabe Vian…? Qué bueno que se fueron los otros, yo quería preguntarle algo…
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V: Dígame…
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SC: ¿Usted no está a gusto en su dosfraz, no es cierto?
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V: ¿En mi disfraz?
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SC: No, dosfraz… recuerde que usted está disfrazado dos veces…
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V: Pues sí, es cierto… no estoy muy cómodo…
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SC: ¿Y no piensa hacer algo al respecto?
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V: ¿Respecto a qué?
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SC: Respecto a nosotros. Lo que pasa es que tengo entendido que usted tiene contactos con el anfitrión… no tiene por qué quedarse más en el absurdo, o sea… usted quiere decir otras cosas, supongo…
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V: Sí, supone bien… pero es que sabe… a veces me siento extraño, como que tengo un poco de miedo… me gusta a veces poner trabas a lo realmente importante y además hay elementos en mí que también son medio absurdos… o no sé… turbulentos de otra forma, quizá…
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SC: Creo que lo entiendo… a mí me pasa lo mismo por ser siamesa…
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V: ¿Está usted segura? Yo sólo veo una…
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SC: Lo que sucede es que soy un caso excepcional: soy siamesa pero yo y mi hermana éramos mitades opuestas, es decir… la unión da en apariencia un ser como cualquier otro…
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V: ¿Quiere usted decir que usted es, por ejemplo, el lado derecho, y su hermana el izquierdo y…?
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SC: No. No se trata de lados. Yo soy la parte de arriba y mi hermana la parte de abajo (Se levanta la falda) se la presento… de más está decir que ella es más liberal que yo…
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V: (Con otro tono, y cambiando también su actitud corporal) ¿Por qué actúa así?
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SC: ¿Se dio cuenta? Lo que pasa es que quiero cerrarle este camino. Quiero saber qué es eso que tiene que decir…
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V: ¿Y qué más?
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SC: (Con un tono serio, diametralmente distinto al anterior) Y quiero que se enfrente con mi madre, y haga estallar esta situación de mierda…
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V: (Luego de una pausa) No sé si deba…
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SC: Yo tampoco, pero quiero verlo así, que destruya todo esto como si expulsase a los vendedores de un templo… quiero que mire usted de frente al público general… además yo sé que ellos son los que le interesan… (SC le sonríe, amistosamente) ¿Quiere que lo bese o que tengamos sexo para darle ánimos?
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V: No es necesario. Creo que lo intentaré sin incentivos y veremos qué sale.
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SC: ¿Llamo entonces a mi madre?
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V: ¿A Vieja Culiá?
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SC: Sí, ese es el nombre que ella tiene (La señorita Cassat comienza a avanzar en dirección de su madre)
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V: Espere… (La señorita Cassatt se detiene) ¿Podría decirme antes cuál es el nombre que usted tiene?
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SC: No debiera…
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V: ¿Podría decírmelo de todas formas, por favor?
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SC: (Tras dudarlo un momento, ella mira fijamente a Vian, con actitud decidida) Eleutheria, mi nombre es Eleutheria… Pero no se tiente… esto es parte del final que desechó…
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V: No se preocupe, no lo haré… Además el final nunca lo vislumbro antes de tiempo.
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SC: ¿Pero será mañana?
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V: Sí, mañana pondremos fin a esta conversación, pase lo que pase.
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FF: (Mirando el letrero) ¿Quién hubiese dicho que ésta era una fiesta de disfraces?
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S: Sin embargo observo que ha venido usted disfrazado.
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FF: Sólo por costumbre, no por indicación expresa.
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V: Pues en mí invitación sí salía que había que asistir disfrazado.
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S: ¿Le llegó a usted invitación?
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V: Sí, por supuesto… ¿acaso no les llegó a ustedes?
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FF: (Mirando a Samuel antes de contestar) No… no nos llegó nada… ¿Cómo era la suya?
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V: Blanca, y con letras blancas, por lo que no se leía muy bien… y venía también un poco de efectivo, para costear el disfraz, supongo…
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S: ¿Y compró usted alguno?
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V: No pude, el dinero se me fue en pagar una multa…
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FF: ¿Puede usted explicarse? (Saca la grabadora y aprieta un botón)
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V: ¿Qué cosa?
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FF: La multa… en la que gastó el efectivo…
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V: No les gustará… es que una historia tediosa y absurda…
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S: ¿Cómo la que estamos representado?
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V: Justamente, puede que sea una copia a escala…
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S: Pues con mayor razón debe usted contarla…
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FF: Sí, puede servirnos para entender algunas cosas…
.
V: Lo dudo, pero ahí les va…
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(En ese momento llega la señorita Cassat, quien interrumpe tímidamente, luego de levantar la mano)
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SC: ¿Puedo escuchar también la historia? Mi madre me prohíbe entenderlas, pero no escucharlas…
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V: De acuerdo… (Vian hace una pausa mientras los otros se aprestan a escuchar) pues verán ustedes, iba yo manejando el otro día cuando me detuvo un carabinero…
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FF: ¿Iba de verde?
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V: No, yo iba con ropa de calle, creo que jeans y…
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FF: No, me refería al carabinero…
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V: Sí, de verde…
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FF: Es que creo que lo conozco, yo…
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S: (Intrigado con la historia de Vian) ¿Puede dejarlo continuar, señor Falopio? (Felipe Falopio se calla y hace un gesto a Vian para que continúe)
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V: El caso es que no me detuve ante ese carabinero, sino que seguí por el camino, sin embargo, justo 357 días después vi que aparecía frente a mi vehículo en marcha, quién sabe si el mismo carabinero…
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SC: (Interrumpe entusiasmada) ¿Quiere decir que el carabinero dosapareció en frente suyo?
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V: ¿Dosapareció?
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SC: Claro, que apareció dos veces…
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FF: Pues si lo hizo o no, estoy seguro que se trata del mismo carabinero del que…
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S: (A la señorita Cassatt y a Felipe Falopio) ¿Podrían dejar que termine su historia…? Es que tengo esperanzas de que sea algo así como el corazón de la nuestra…
.
V: (Retomando la narración) Bueno… como sea… lo que ocurrió fue que esa vez me detuve, y descubrí que el policía me quería multar por una situación absurda… y era que él me exigía tener las luces prendidas pues según él, faltaba menos de una hora para que oscureciera…
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FF: ¡Qué absurdo!
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V: Pues eso pensé yo, y se lo dije… o sea, le pregunté cómo iba yo a saber que faltaba una hora para que oscureciese si aún no oscurecía… y él, sin argumentos por supuesto, me decía simplemente que todos sabían…
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FF: (Sin poder contenerse) ¡Estoy seguro que es el mismo, él mismo…! (Samuel lo mira amenazante y Felipe Falopio intenta controlarse, aunque sigue gesticulando en silencio)
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V: Al final, le exigí que esperásemos una hora: si oscurecía en el intertanto, no sólo pagaría la multa, sino que estaría dispuesto a ser condenado incluso a la pena de muerte…
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SC: (Entusiasmada) ¿Y es cierto que le llegó invitación para esta fiesta? (Todos la miran sin entender su pregunta, por lo que la señorita Cassatt se avergüenza) Disculpen, es que soy algo lenta…
.
V: (Perturbado en un inicio, pero retomando la historia, tras una pausa) Bueno, ya se darán cuenta que, como me ven acá, quiere decir que gané, que no oscureció en una hora… y que de hecho, bueno… hasta el día de hoy…
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S: Es cierto, yo lo reporté, es un fenómeno inquietante, no se oscurece desde hace ya varios días…
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V: Claro, justamente desde que esperamos con el carabinero… (Vian toma una copa que estaba sobre una mesa y se la sirve lentamente)
.
FF: Espere... ¿es ese el final de la historia?
.
V: Sí. Como epílogo podría contar que el carabinero aún está esperando y hasta olvidó quién era… a veces algo pasa y le moja los pies y él cree que es planta, o un tipo bromista le echa ceniza en la cabeza y él piensa que es cenicero… Yo mismo, que decidí dejarle el efectivo de todas formas, lo llevé a pensar que era una alcancía…
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FF: ¿Tanto le afectó la situación?
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V: Así parece, por lo menos…
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FF: Pues yo lo encuentro absurdo… además, si esta historia es, como decía Samuel, el corazón de la nuestra, supongo que lo único que quiere decir es que nuestro corazón no late en lo más mínimo… que se ha detenido…
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SC: Yo creo que es mejor preguntarle al anfitrión.
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S: ¿Qué anfitrión?
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SC: El de esta fiesta.
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FF: Pues yo creo que no hay anfitrión.
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SC: Siempre hay anfitrión, mi madre lo dice.
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FF: ¿Y quién es su madre? (La señorita Cassatt se la indica)
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V: Es Vieja Culiá.
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SC: Sí, ese es el nombre de mi madre.
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FF: Creo entonces que iré a saludarla.
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S: Yo también.
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(Ambos van hasta donde Vieja Culiá, y se observa que le hablan, a la distancia)
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Escena 2: Los mismos, menos Samuel y Felipe Falopio. Es decir, Vian y la señorita Cassatt.
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SC: ¿Sabe Vian…? Qué bueno que se fueron los otros, yo quería preguntarle algo…
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V: Dígame…
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SC: ¿Usted no está a gusto en su dosfraz, no es cierto?
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V: ¿En mi disfraz?
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SC: No, dosfraz… recuerde que usted está disfrazado dos veces…
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V: Pues sí, es cierto… no estoy muy cómodo…
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SC: ¿Y no piensa hacer algo al respecto?
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V: ¿Respecto a qué?
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SC: Respecto a nosotros. Lo que pasa es que tengo entendido que usted tiene contactos con el anfitrión… no tiene por qué quedarse más en el absurdo, o sea… usted quiere decir otras cosas, supongo…
.
V: Sí, supone bien… pero es que sabe… a veces me siento extraño, como que tengo un poco de miedo… me gusta a veces poner trabas a lo realmente importante y además hay elementos en mí que también son medio absurdos… o no sé… turbulentos de otra forma, quizá…
.
SC: Creo que lo entiendo… a mí me pasa lo mismo por ser siamesa…
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V: ¿Está usted segura? Yo sólo veo una…
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SC: Lo que sucede es que soy un caso excepcional: soy siamesa pero yo y mi hermana éramos mitades opuestas, es decir… la unión da en apariencia un ser como cualquier otro…
.
V: ¿Quiere usted decir que usted es, por ejemplo, el lado derecho, y su hermana el izquierdo y…?
.
SC: No. No se trata de lados. Yo soy la parte de arriba y mi hermana la parte de abajo (Se levanta la falda) se la presento… de más está decir que ella es más liberal que yo…
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V: (Con otro tono, y cambiando también su actitud corporal) ¿Por qué actúa así?
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SC: ¿Se dio cuenta? Lo que pasa es que quiero cerrarle este camino. Quiero saber qué es eso que tiene que decir…
.
V: ¿Y qué más?
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SC: (Con un tono serio, diametralmente distinto al anterior) Y quiero que se enfrente con mi madre, y haga estallar esta situación de mierda…
.
V: (Luego de una pausa) No sé si deba…
.
SC: Yo tampoco, pero quiero verlo así, que destruya todo esto como si expulsase a los vendedores de un templo… quiero que mire usted de frente al público general… además yo sé que ellos son los que le interesan… (SC le sonríe, amistosamente) ¿Quiere que lo bese o que tengamos sexo para darle ánimos?
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V: No es necesario. Creo que lo intentaré sin incentivos y veremos qué sale.
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SC: ¿Llamo entonces a mi madre?
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V: ¿A Vieja Culiá?
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SC: Sí, ese es el nombre que ella tiene (La señorita Cassat comienza a avanzar en dirección de su madre)
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V: Espere… (La señorita Cassatt se detiene) ¿Podría decirme antes cuál es el nombre que usted tiene?
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SC: No debiera…
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V: ¿Podría decírmelo de todas formas, por favor?
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SC: (Tras dudarlo un momento, ella mira fijamente a Vian, con actitud decidida) Eleutheria, mi nombre es Eleutheria… Pero no se tiente… esto es parte del final que desechó…
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V: No se preocupe, no lo haré… Además el final nunca lo vislumbro antes de tiempo.
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SC: ¿Pero será mañana?
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V: Sí, mañana pondremos fin a esta conversación, pase lo que pase.
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Fin del tercer acto.
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Lo de que no oscurece... tiene algo que ver con eso de la explosión de Betelgeuse...?
ResponderEliminarhttp://noticias.latam.msn.com/cl/insolito/articulo_upi.aspx?cp-documentid=27425292
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