Ya termina enero y como ya es costumbre estos últimos meses, prácticamente no hay palabras para algunas películas o libros que uno va consumiendo de tanto en tanto.
Para cambiar un poco la costumbre veré cuántas de las películas de este mes aún recuerdo y vale la pena intentar comentar algo.
Respecto a descargas o links que las permitan, intentaré agregar algunos en los comentarios, por si alguien se anima a ver alguna, pero no prometo mucho, realmente.
En fin, aquí van algunas:
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The Field, de Jim Sheridam (1990).
Impresionante película. De hecho, hasta falta un poco el aire para decir algo de ella.
Según se indicaba en los créditos está basada en una obra dramática de John B. Keane, a quien desconozco, o no recuerdo haber leído, por lo menos.
Quizá pueda decirse que el núcleo de la historia no deja de ser algo clásico, sobre todo pensando en el mundo teatral –un hombre obsesionado con la pérdida de un hijo, el silencio con su esposa, el hijo vivo, la heredad de la tierra… la vida que no se sabe qué es…-, sin embargo, la película llega incluso más allá, imponiendo otros temas, como la realidad histórica irlandesa, la lucha del hombre del hombre con la naturaleza, y el enfrentamiento a partir de cada una de sus acciones de dicho hombre con Dios, o con lo que entiende de éste último.
Es por tanto desde la suma de estos temas, desde donde la película de Sheridam se yergue imponente, sumando además una buena fotografía y actuaciones sobresalientes en todo momento.
Una película trascendente, como esas de antaño que podían mostrarte la lucha de un hombre por llegar a ser o entender realmente qué significa serlo… y bueno… cosas que hoy por hoy, -hay que reconocerlo-, ya no importan mucho, después de todo.
127 horas, de Danny Boyle (2010).
Hace muchos años le tenía fe a Danny Boyle. Principalmente a raíz de Tumba al ras de la tierra, donde se notaba un buen manejo de las imágenes y una interesante construcción del film que se reflejaba en un interesante ritmo narrativo, y un buen manejo del guión.
Luego vino Trainspotting y claro, ya algunos se aventuraron a considerarlo como director de culto y hasta algunos aventuraron un estilo propio, del que se alejó un tanto para ganar el óscar –cosa que en realidad dice bastante poco en relación a calidad-, con Slumdog.
Con el tiempo sin embargo, y con los años, la estética de Boyle fue revelando su falta de sustancia, su armado de videoclip, poner las imágenes a velocidad alta y súper alta y alterar el orden un par de veces: todo un éxito, claro.
Lo malo es que no conforme con esto, Danny Boyle quiere hacer creer que su cáscara brillante envuelve algo más, y su pretensión termina por el suelo pues carece de un peso real y consistente.
En este sentido, su cine, parece más un huevito de pascua de esos que resultan huecos, o relleno de esas cosas que revientan en la boca y que antaño se llamaban petazetas, y cuyo efecto desaparece al poco tiempo.
¿Y 127 horas?
Pues lo mismo. Y digámosle estilo, esta vez, para no hablar de estancamiento.
Lo malo es que alguien podría alegarme que su retrato liviano es justamente lo más fiel que puede construirse a partir de un sujeto contemporáneo, posmoderno, o como quiera llamarse. Y yo tendría que darle razón, por supuesto, aunque sólo por evitar discusiones largas, e intrascendentes.
Ponyo, de Hayao Miyazaki (2008).
Me tinca que acortan las películas de Miyazaki. No sé si será Disney, o las tijeras serán movidas por parte de las distribuidoras, pero algo hay en algunas de sus películas que me parece falto de tiempo, y de desarrollo.
Sólo he comprobado que lo han hecho con las versiones de Nausicäa, Porco Rosso, y con algunos dvds de la princesa Mononoke y El Castillo Andante… películas que he podido ver en ambas versiones y que son verdaderas piezas de arte y de sensibilidad cuando tienen su metraje completo.
Y es que la sensibilidad necesita su tiempo para fluir correctamente y no que le anden haciendo bromas repetidas y de mal gusto, como sabanitas cortas.
Así y todo Ponyo me parece una buena película. Más cercana al lenguaje infantil de Totoro, con la que iguala el efecto hipnótico que produce en niños de cierta edad, o en adultos inmaduros –esto último lo digo con la confesión de quién se quedó pegado con el lenguaje y la apariencia de esa chica de ojos separados en medio de sus mutaciones-, aunque carece en parte de la fuerza avasalladora del final de Mononoke, por ejemplo.
Una película más cercana al estilo Disney aunque no deja de tener el sello Ghibli –más que el sello Miyazaki, que para mí es superior-, y que ofrece esta alternativa con bastantes más aristas, aunque muy poco desarrolladas.
**Spoiler: Como dato que ejemplifica esta falta de desarrollo, contar que mientras la veía con mi hijo y se acercaba la prueba final -donde debía verse si Ponyo y Sosuke se amaban realmente-, mi hijo pensaba que no iban a superar la prueba, porque su amor había alcanzado a fortalecerse o a adquirir profundidad a lo largo del film… ¿o será fruto de mis genes…?
El zurdo, de Arthur Penn (1958).
Considero a Arthur Penn un gran cineasta. No son muchas sus películas, pero no recuerdo alguna que no me haya movido de mi sitio o no me haya impresionado. El milagro de Ann Sullivan, Bonnye and Clyde, o esa tremenda película que es La jauría humana…
Con El zurdo, anterior a todas esas, y donde se aborda la figura de Billy the kid, iba por lo tanto encantado desde antes… y si bien no fue por los caminos que esperaba, la película me gustó de todas formas, y tenía ese germen para reconocerla como una película de autor.
Lo suficientemente íntima como para tratar a Billy como un hombre y no como un mito, la película contiene ese germen subversivo que tenían todas las películas de Penn, donde la violencia o cierto llamado a la transgresión, siempre se ve como algo necesario –o al menos en cuestionamiento-.
Aún así, lo que menos se encuentra en esta película son enfrentamientos o balaceras, -aunque las hay-, lo que debe haber decepcionado bastante al público de entonces al encontrares a un Billy obsesionada por una escritura bíblica y por hacer coincidir su figura con aquella que el mito construía, pero sin verse a sí mismo realmente.
Es así como El zurdo o El hombre zurdo –como también se ha raducido esta película para enfatizar la adjetivación como núcleo significativo-, viene a representar algo más complejo de lo que parece a primera instancia… es decir, un hombre que va por un camina distinto, que ve por reflejo y no directamente, y que intenta vivir la vida de la manera más correcta que puede, a partir de esas condiciones.
El baño del Papa, de César Charlone & Enqrique Fernández (2007).
Una película que me sorprendió gratamente y que llegó a mí por mera casualidad.
En un principio pensé comentarla junto a otras uruguayas que he visto este último tiempo, como El Dirigible, de Pablo Dotta, o Whisky, de Scoll y Rebella, que vi de nuevo hace unos días… pero como no logro encontrar 25 watts, que aún no he visto y en realidad la película de Dotta, no me agradó lo suficiente, a pesar de sus ideas… pues bueno, aquí va sólo sobre El baño del Papa.
Una película íntima, bien filmada, con una serie de personajes excelentemente representados por actores que desconocía y cuyos nombres, para ser sincero, no recuerdo.
El argumento nos lleva a un humilde pueblito uruguayo, convencido de que su suerte puede cambiar pues el Papa –Juan Pablo II… de hecho se basa en un hecho real-, visitará el lugar lo que atraerá mucha gente y de ahí, posibles ganancias… sueños… cambios de vida.
La película, sin embargo excede por mucho esta temática y este conflicto específico, y se introduce de lleno en la vida de estos personajes, en su situación marginal, y nos muestra el brillo de sus vidas… más allá de todas las miserias y circunstancias específicas… principalmente porque retrata de manera magistral el tamaño de su espíritu a partir del tamaño de sus sueños.
Una película que podría resultar emparentada con La fiebre del loco, de Andrés Wood, y que está por entre las mejores películas latinoamericanas que me ha tocado ver en el último tiempo.
Drabet, de Per Fly (2005).
Tercera película de la trilogía donde el director danés aborda distintas clases sociales.
Se nota de hecho, una realización más acabada que en las anteriores, aunque quizá peque de lo mismo que aquellas, es decir, ciertos excesos que pueden resultar un poco inverosímiles para el nivel de realidad que al parecer pretende alcanzar el film.
Dichos excesos, sin embargo, no hacen sino resaltar la miseria en la que puede caer un ser humano, o, mejor dicho, la miseria que, en cierto momento y debido a ciertas circunstancias, un ser humano es capaz de ver que posee en sí desde siempre, lo que resulta aún peor.
En el film, un profesor de sociología quien lleva una relación amorosa con una exalumna, se ve envuelto en un asesinato a raíz de una lucha contra un sistema que implica la muerte de miles de otros sin que se llegue a utilizar el mismo término.
Sin embargo, desde este mega discurso, la película llega al espacio íntimo del profesor, donde todos sus valores son puestos en duda a partir de una serie de circunstancias que, por respeto a quien quiera verla, no contaré…
La película está bien filmada, tiene muy buenas actuaciones y es bastante interesante… y claro, es otro más de esos terribles y bien hechos dramas nórdicos, a los que me refería en otro post, no hace mucho tiempo.
Waking life, de Richard Linklater (2001).
No sé si considerar la obra de Linklater como una película. Hay cierto argumento claro… el de alguien en un sueño y en otro y que no puede despertar, pero bueno… en realidad hay una excusa, más que un argumento, digamos mejor.
Dicha excusa permite sin embargo a Linklater abordar temas importantes y distintas reflexiones que giran en torno al hacerse responsables y conscientes de nuestra vida, a cuestionar el nivel de realidad en que vivimos, nuestra comunicación con los otros, etc.
De esta forma, si bien la película tiene momentos interesantes y bastante logrados, como un todo resulta –al menos para mí-, algo agobiante, un poco como la sensación de estar en ese sueño que no se sale, pero con demasiado bombardeo de información.
Es como si juntásemos varias propuestas interesantes y le diéramos forma en exposiciones, o ejemplificaciones varias que van sucediéndose unas a otras.
Con todo, sería injusto y equivocado decir que la película de Linklater es mala, de hecho hay varios fragmentos que seleccioné para trabajar con algunos alumnos ya que algunas de las ideas propuestas pueden ser desarrolladas.
Quizá con un poco más de humor, o con un manejo distinto de la tensión narrativa… pero no… mejor no… dejémosla así… igual está bien.
Además yo también soy latero.
Donde viven los monstruos, de Spike Jonze (2009).
Otro de los films que vi con mi hijo estos días, aunque éste, desde la figura del niño pequeño que protagoniza la película, llega a rozar temas bastante más complejos de los que suelen considerarse como “temas infantiles”.
Y es que el niño, llega a una isla habitada por monstruos, que poseen en sí mismos las miserias y virtudes de todo aquello que se supone, da forma a los seres humanos.
A su vez, el niño llega disfrazado también de otra cosa: “un niño que juega a ser un lobo, que juega a ser un rey….”, se dice de él, por ejemplo, en un momento que evidencia la verdadera profundidad del film.
En este sentido, la película de Jonze invita a ver al interior de cada monstruo, a sacarse el disfraz, y con ello también las distintas protecciones y normas que establecemos para ocultar necesidades y miedos básicos: no estar solo, la necesidad de ser amado, y entender y valorar que los otros son otros justamente y no existen en función de nuestras propias necesidades.
Una película que me encantó y que me niego a criticar negativamente porque le tomé un cariño extraño, o quizá porque me identifiqué y emocioné con varias de esas fieras.
Matilda, de Danny de Vitto (1996).
Algo tiene contra los adultos Danny de Vitto. Y contra los padres, o lo que ellos representan.
En esta oportunidad su excusa es el libro Roald Dahl, que le viene algo a la zaga en cuanto a su tendencia se refiere.
No se trata, sin embargo, de que se proteja cierta pureza, o algo similar, en los pequeños, sino simplemente que los otros están más gastados y sus bisagras rechinan cada vez que se mueven por ahí, entre las páginas o imágenes, que componen sus obras.
La película en sí tiene un ritmo entretenido y personajes caricaturescos casi en extremo, que lograron cautivar a mi hijo y que a mí, debo reconocer, también me gustaron bastante.
Además, de paso, la película está bien realizada y tiene un ritmo interesante, bastante similar al libro, lo que hace sumar una nueva buena adaptación de las obras de Dahl, que debiera darse con una piedra en el pecho por la suerte que ha tenido, en este aspecto.
En resumen, una buena películas, con algunas escenas que quedan grabadas y con unas actuaciones exageradas, pero fieles a lo que el libro de Dahl propone y que tanto cautiva, a sus lectores.
¡Sólo falta que alguien filme Las Brujas, otro de sus buenos libros…! Yo me ofrezco para adaptar el libro, y salgo barato…
Las aventuras del joven Indiana Jones (Serie, varios directores).
Hasta que logré pillar la serie en internet, y completa, con sus más de 20 capítulos de más de hora y media que había visto hace años y que ahora re-veo con mi hijo a medida que los voy descargando y nos damos un tiempo juntos.
Y es que a pesar de toda esa profundidad que a veces busco y cuestionamientos y dramas y etc., también es cierto que el personaje de Indiana Jones fue uno de mis favoritos cuando chico, tanto a través de las películas, como de lecturas que fueron, según recuerdo, los primeros libros que compré, por mis propios medios, por lo demás escasos.
Quizá por lo mismo, debía hacer finales alternativos y cómics y hasta leer harta historia para darles otros contextos también interesantes y misterios y cosas de ese tipo.
En la serie, distintos actores –incluidos hasta el propio Harrison Ford-, van mostrando distintas aventuras de Indiana a partir de distintos momentos de su vida.
Al mismo tiempo, cosa útil si pienso en mi pequeño –que tiene mucho menos lecturas, pero más entretención que yo a su misma edad-, cada una de estas pequeñas películas para televisión –que es en el fondo lo que son-, incluyen una serie de personajes, situaciones históricas y contextos, que permiten conversar sobre otros temas y motivar su interés por alguno.
Y claro, no son grandes y profundas obras de arte ni tremendas producciones como la saga de películas del mismo personaje, pero están bastante bien realizadas y tienen una cierta mirada pedagógica –no siempre exacta, hay que decirlo-, que puede motivar a varios, o reencantar a algunos…
L´ enfant (2005) – Rossetta (1999), de Luc & Jean-Pierre Dardenne.
Descubrí hace muy poco el cine de los hermanos Dardenne.
Y claro, puede sonar pretencioso decir “descubrir” cuando los hermanos franceses tienen hasta Palmas de oro a su haber y toda una crítica que alaba sus películas.
Pero lo cierto es que a pesar de que había leído sobre sus películas y su manera clara y desnuda de filmar y un sinfín de otras descripciones que buscaban dar cuenta de su cine… lo cierto es que no deja de producirme una sensación cercana al descubrimiento el toparme con estas películas y con sus personajes.
Y es que cuenta encontrar una comparación que nos muestre un film tan desnudo como éste y que a la vez, esté tan lejos de caer en guiones con historias tan complejas que terminan por parecer demasiado procesadas.
En ese sentido, el cine de los Dardenne parece esencial, heredero tal vez de un cine de Bresson, y ciertas premisas dogma, pero sin esas pretensiones ni intelectualismo que los contamine.
Llenos así de una desolación hermosa y natural, sus películas producen sensaciones y reproducen realidades de una manera que sólo me recuerda a una película que vi anteriormente, ya hace muchos años La vida soñada de los ángeles, de Erick Zoncka.
Personajes aparentemente desencantados, perdidos, marginales… pero que poseen una luz que es captada en su fluir, sin filtro alguno. Reveladora y necesaria.
Academia Rushmore, de Wes Anderson (1998).
Tenía pendiente esta película de Wes Anderson. Bueno, en realidad la tenía guardada, porque no quería agotarlo… pero al final me atreví a verla porque al parecer pronto se estrenará otra.
Y es que siento que me hacen bien las películas de Anderson… me hace bien porque hay una nobleza y una manera sencilla de enfrentar los “momentos difíciles de la vida” que me emociona y llena de aire el lugar donde me encuentre.
El punto es encontrar el momento preciso para ver alguna, y no malgastarlas, porque también pueden resultar algo empalagosas y repetitivas con algunos temas, según me han contado otros que han tenido menos suerte.
Por lo demás tiene un humor que me emociona, alegrías como con lágrimas escondidas… alegrías bálsamo, podríamos llamarlas…, de esas que sueltan nudos y a veces te hacen llorar un poco en vez de reír, pero que dejan una sensación bella, después de todo.
¿Saben…? Recién me doy cuenta que no he dicho nada en concreto de la película.
Pero bueno… eso pueden encontrarlo fácilmente en otros lados.
Buenas noches.
Impresionante película. De hecho, hasta falta un poco el aire para decir algo de ella.
Según se indicaba en los créditos está basada en una obra dramática de John B. Keane, a quien desconozco, o no recuerdo haber leído, por lo menos.
Quizá pueda decirse que el núcleo de la historia no deja de ser algo clásico, sobre todo pensando en el mundo teatral –un hombre obsesionado con la pérdida de un hijo, el silencio con su esposa, el hijo vivo, la heredad de la tierra… la vida que no se sabe qué es…-, sin embargo, la película llega incluso más allá, imponiendo otros temas, como la realidad histórica irlandesa, la lucha del hombre del hombre con la naturaleza, y el enfrentamiento a partir de cada una de sus acciones de dicho hombre con Dios, o con lo que entiende de éste último.
Es por tanto desde la suma de estos temas, desde donde la película de Sheridam se yergue imponente, sumando además una buena fotografía y actuaciones sobresalientes en todo momento.
Una película trascendente, como esas de antaño que podían mostrarte la lucha de un hombre por llegar a ser o entender realmente qué significa serlo… y bueno… cosas que hoy por hoy, -hay que reconocerlo-, ya no importan mucho, después de todo.
127 horas, de Danny Boyle (2010).
Hace muchos años le tenía fe a Danny Boyle. Principalmente a raíz de Tumba al ras de la tierra, donde se notaba un buen manejo de las imágenes y una interesante construcción del film que se reflejaba en un interesante ritmo narrativo, y un buen manejo del guión.
Luego vino Trainspotting y claro, ya algunos se aventuraron a considerarlo como director de culto y hasta algunos aventuraron un estilo propio, del que se alejó un tanto para ganar el óscar –cosa que en realidad dice bastante poco en relación a calidad-, con Slumdog.
Con el tiempo sin embargo, y con los años, la estética de Boyle fue revelando su falta de sustancia, su armado de videoclip, poner las imágenes a velocidad alta y súper alta y alterar el orden un par de veces: todo un éxito, claro.
Lo malo es que no conforme con esto, Danny Boyle quiere hacer creer que su cáscara brillante envuelve algo más, y su pretensión termina por el suelo pues carece de un peso real y consistente.
En este sentido, su cine, parece más un huevito de pascua de esos que resultan huecos, o relleno de esas cosas que revientan en la boca y que antaño se llamaban petazetas, y cuyo efecto desaparece al poco tiempo.
¿Y 127 horas?
Pues lo mismo. Y digámosle estilo, esta vez, para no hablar de estancamiento.
Lo malo es que alguien podría alegarme que su retrato liviano es justamente lo más fiel que puede construirse a partir de un sujeto contemporáneo, posmoderno, o como quiera llamarse. Y yo tendría que darle razón, por supuesto, aunque sólo por evitar discusiones largas, e intrascendentes.
Ponyo, de Hayao Miyazaki (2008).
Me tinca que acortan las películas de Miyazaki. No sé si será Disney, o las tijeras serán movidas por parte de las distribuidoras, pero algo hay en algunas de sus películas que me parece falto de tiempo, y de desarrollo.
Sólo he comprobado que lo han hecho con las versiones de Nausicäa, Porco Rosso, y con algunos dvds de la princesa Mononoke y El Castillo Andante… películas que he podido ver en ambas versiones y que son verdaderas piezas de arte y de sensibilidad cuando tienen su metraje completo.
Y es que la sensibilidad necesita su tiempo para fluir correctamente y no que le anden haciendo bromas repetidas y de mal gusto, como sabanitas cortas.
Así y todo Ponyo me parece una buena película. Más cercana al lenguaje infantil de Totoro, con la que iguala el efecto hipnótico que produce en niños de cierta edad, o en adultos inmaduros –esto último lo digo con la confesión de quién se quedó pegado con el lenguaje y la apariencia de esa chica de ojos separados en medio de sus mutaciones-, aunque carece en parte de la fuerza avasalladora del final de Mononoke, por ejemplo.
Una película más cercana al estilo Disney aunque no deja de tener el sello Ghibli –más que el sello Miyazaki, que para mí es superior-, y que ofrece esta alternativa con bastantes más aristas, aunque muy poco desarrolladas.
**Spoiler: Como dato que ejemplifica esta falta de desarrollo, contar que mientras la veía con mi hijo y se acercaba la prueba final -donde debía verse si Ponyo y Sosuke se amaban realmente-, mi hijo pensaba que no iban a superar la prueba, porque su amor había alcanzado a fortalecerse o a adquirir profundidad a lo largo del film… ¿o será fruto de mis genes…?
El zurdo, de Arthur Penn (1958).
Considero a Arthur Penn un gran cineasta. No son muchas sus películas, pero no recuerdo alguna que no me haya movido de mi sitio o no me haya impresionado. El milagro de Ann Sullivan, Bonnye and Clyde, o esa tremenda película que es La jauría humana…
Con El zurdo, anterior a todas esas, y donde se aborda la figura de Billy the kid, iba por lo tanto encantado desde antes… y si bien no fue por los caminos que esperaba, la película me gustó de todas formas, y tenía ese germen para reconocerla como una película de autor.
Lo suficientemente íntima como para tratar a Billy como un hombre y no como un mito, la película contiene ese germen subversivo que tenían todas las películas de Penn, donde la violencia o cierto llamado a la transgresión, siempre se ve como algo necesario –o al menos en cuestionamiento-.
Aún así, lo que menos se encuentra en esta película son enfrentamientos o balaceras, -aunque las hay-, lo que debe haber decepcionado bastante al público de entonces al encontrares a un Billy obsesionada por una escritura bíblica y por hacer coincidir su figura con aquella que el mito construía, pero sin verse a sí mismo realmente.
Es así como El zurdo o El hombre zurdo –como también se ha raducido esta película para enfatizar la adjetivación como núcleo significativo-, viene a representar algo más complejo de lo que parece a primera instancia… es decir, un hombre que va por un camina distinto, que ve por reflejo y no directamente, y que intenta vivir la vida de la manera más correcta que puede, a partir de esas condiciones.
El baño del Papa, de César Charlone & Enqrique Fernández (2007).
Una película que me sorprendió gratamente y que llegó a mí por mera casualidad.
En un principio pensé comentarla junto a otras uruguayas que he visto este último tiempo, como El Dirigible, de Pablo Dotta, o Whisky, de Scoll y Rebella, que vi de nuevo hace unos días… pero como no logro encontrar 25 watts, que aún no he visto y en realidad la película de Dotta, no me agradó lo suficiente, a pesar de sus ideas… pues bueno, aquí va sólo sobre El baño del Papa.
Una película íntima, bien filmada, con una serie de personajes excelentemente representados por actores que desconocía y cuyos nombres, para ser sincero, no recuerdo.
El argumento nos lleva a un humilde pueblito uruguayo, convencido de que su suerte puede cambiar pues el Papa –Juan Pablo II… de hecho se basa en un hecho real-, visitará el lugar lo que atraerá mucha gente y de ahí, posibles ganancias… sueños… cambios de vida.
La película, sin embargo excede por mucho esta temática y este conflicto específico, y se introduce de lleno en la vida de estos personajes, en su situación marginal, y nos muestra el brillo de sus vidas… más allá de todas las miserias y circunstancias específicas… principalmente porque retrata de manera magistral el tamaño de su espíritu a partir del tamaño de sus sueños.
Una película que podría resultar emparentada con La fiebre del loco, de Andrés Wood, y que está por entre las mejores películas latinoamericanas que me ha tocado ver en el último tiempo.
Drabet, de Per Fly (2005).
Tercera película de la trilogía donde el director danés aborda distintas clases sociales.
Se nota de hecho, una realización más acabada que en las anteriores, aunque quizá peque de lo mismo que aquellas, es decir, ciertos excesos que pueden resultar un poco inverosímiles para el nivel de realidad que al parecer pretende alcanzar el film.
Dichos excesos, sin embargo, no hacen sino resaltar la miseria en la que puede caer un ser humano, o, mejor dicho, la miseria que, en cierto momento y debido a ciertas circunstancias, un ser humano es capaz de ver que posee en sí desde siempre, lo que resulta aún peor.
En el film, un profesor de sociología quien lleva una relación amorosa con una exalumna, se ve envuelto en un asesinato a raíz de una lucha contra un sistema que implica la muerte de miles de otros sin que se llegue a utilizar el mismo término.
Sin embargo, desde este mega discurso, la película llega al espacio íntimo del profesor, donde todos sus valores son puestos en duda a partir de una serie de circunstancias que, por respeto a quien quiera verla, no contaré…
La película está bien filmada, tiene muy buenas actuaciones y es bastante interesante… y claro, es otro más de esos terribles y bien hechos dramas nórdicos, a los que me refería en otro post, no hace mucho tiempo.
Waking life, de Richard Linklater (2001).
No sé si considerar la obra de Linklater como una película. Hay cierto argumento claro… el de alguien en un sueño y en otro y que no puede despertar, pero bueno… en realidad hay una excusa, más que un argumento, digamos mejor.
Dicha excusa permite sin embargo a Linklater abordar temas importantes y distintas reflexiones que giran en torno al hacerse responsables y conscientes de nuestra vida, a cuestionar el nivel de realidad en que vivimos, nuestra comunicación con los otros, etc.
De esta forma, si bien la película tiene momentos interesantes y bastante logrados, como un todo resulta –al menos para mí-, algo agobiante, un poco como la sensación de estar en ese sueño que no se sale, pero con demasiado bombardeo de información.
Es como si juntásemos varias propuestas interesantes y le diéramos forma en exposiciones, o ejemplificaciones varias que van sucediéndose unas a otras.
Con todo, sería injusto y equivocado decir que la película de Linklater es mala, de hecho hay varios fragmentos que seleccioné para trabajar con algunos alumnos ya que algunas de las ideas propuestas pueden ser desarrolladas.
Quizá con un poco más de humor, o con un manejo distinto de la tensión narrativa… pero no… mejor no… dejémosla así… igual está bien.
Además yo también soy latero.
Donde viven los monstruos, de Spike Jonze (2009).
Otro de los films que vi con mi hijo estos días, aunque éste, desde la figura del niño pequeño que protagoniza la película, llega a rozar temas bastante más complejos de los que suelen considerarse como “temas infantiles”.
Y es que el niño, llega a una isla habitada por monstruos, que poseen en sí mismos las miserias y virtudes de todo aquello que se supone, da forma a los seres humanos.
A su vez, el niño llega disfrazado también de otra cosa: “un niño que juega a ser un lobo, que juega a ser un rey….”, se dice de él, por ejemplo, en un momento que evidencia la verdadera profundidad del film.
En este sentido, la película de Jonze invita a ver al interior de cada monstruo, a sacarse el disfraz, y con ello también las distintas protecciones y normas que establecemos para ocultar necesidades y miedos básicos: no estar solo, la necesidad de ser amado, y entender y valorar que los otros son otros justamente y no existen en función de nuestras propias necesidades.
Una película que me encantó y que me niego a criticar negativamente porque le tomé un cariño extraño, o quizá porque me identifiqué y emocioné con varias de esas fieras.
Matilda, de Danny de Vitto (1996).
Algo tiene contra los adultos Danny de Vitto. Y contra los padres, o lo que ellos representan.
En esta oportunidad su excusa es el libro Roald Dahl, que le viene algo a la zaga en cuanto a su tendencia se refiere.
No se trata, sin embargo, de que se proteja cierta pureza, o algo similar, en los pequeños, sino simplemente que los otros están más gastados y sus bisagras rechinan cada vez que se mueven por ahí, entre las páginas o imágenes, que componen sus obras.
La película en sí tiene un ritmo entretenido y personajes caricaturescos casi en extremo, que lograron cautivar a mi hijo y que a mí, debo reconocer, también me gustaron bastante.
Además, de paso, la película está bien realizada y tiene un ritmo interesante, bastante similar al libro, lo que hace sumar una nueva buena adaptación de las obras de Dahl, que debiera darse con una piedra en el pecho por la suerte que ha tenido, en este aspecto.
En resumen, una buena películas, con algunas escenas que quedan grabadas y con unas actuaciones exageradas, pero fieles a lo que el libro de Dahl propone y que tanto cautiva, a sus lectores.
¡Sólo falta que alguien filme Las Brujas, otro de sus buenos libros…! Yo me ofrezco para adaptar el libro, y salgo barato…
Las aventuras del joven Indiana Jones (Serie, varios directores).
Hasta que logré pillar la serie en internet, y completa, con sus más de 20 capítulos de más de hora y media que había visto hace años y que ahora re-veo con mi hijo a medida que los voy descargando y nos damos un tiempo juntos.
Y es que a pesar de toda esa profundidad que a veces busco y cuestionamientos y dramas y etc., también es cierto que el personaje de Indiana Jones fue uno de mis favoritos cuando chico, tanto a través de las películas, como de lecturas que fueron, según recuerdo, los primeros libros que compré, por mis propios medios, por lo demás escasos.
Quizá por lo mismo, debía hacer finales alternativos y cómics y hasta leer harta historia para darles otros contextos también interesantes y misterios y cosas de ese tipo.
En la serie, distintos actores –incluidos hasta el propio Harrison Ford-, van mostrando distintas aventuras de Indiana a partir de distintos momentos de su vida.
Al mismo tiempo, cosa útil si pienso en mi pequeño –que tiene mucho menos lecturas, pero más entretención que yo a su misma edad-, cada una de estas pequeñas películas para televisión –que es en el fondo lo que son-, incluyen una serie de personajes, situaciones históricas y contextos, que permiten conversar sobre otros temas y motivar su interés por alguno.
Y claro, no son grandes y profundas obras de arte ni tremendas producciones como la saga de películas del mismo personaje, pero están bastante bien realizadas y tienen una cierta mirada pedagógica –no siempre exacta, hay que decirlo-, que puede motivar a varios, o reencantar a algunos…
L´ enfant (2005) – Rossetta (1999), de Luc & Jean-Pierre Dardenne.
Descubrí hace muy poco el cine de los hermanos Dardenne.
Y claro, puede sonar pretencioso decir “descubrir” cuando los hermanos franceses tienen hasta Palmas de oro a su haber y toda una crítica que alaba sus películas.
Pero lo cierto es que a pesar de que había leído sobre sus películas y su manera clara y desnuda de filmar y un sinfín de otras descripciones que buscaban dar cuenta de su cine… lo cierto es que no deja de producirme una sensación cercana al descubrimiento el toparme con estas películas y con sus personajes.
Y es que cuenta encontrar una comparación que nos muestre un film tan desnudo como éste y que a la vez, esté tan lejos de caer en guiones con historias tan complejas que terminan por parecer demasiado procesadas.
En ese sentido, el cine de los Dardenne parece esencial, heredero tal vez de un cine de Bresson, y ciertas premisas dogma, pero sin esas pretensiones ni intelectualismo que los contamine.
Llenos así de una desolación hermosa y natural, sus películas producen sensaciones y reproducen realidades de una manera que sólo me recuerda a una película que vi anteriormente, ya hace muchos años La vida soñada de los ángeles, de Erick Zoncka.
Personajes aparentemente desencantados, perdidos, marginales… pero que poseen una luz que es captada en su fluir, sin filtro alguno. Reveladora y necesaria.
Academia Rushmore, de Wes Anderson (1998).
Tenía pendiente esta película de Wes Anderson. Bueno, en realidad la tenía guardada, porque no quería agotarlo… pero al final me atreví a verla porque al parecer pronto se estrenará otra.
Y es que siento que me hacen bien las películas de Anderson… me hace bien porque hay una nobleza y una manera sencilla de enfrentar los “momentos difíciles de la vida” que me emociona y llena de aire el lugar donde me encuentre.
El punto es encontrar el momento preciso para ver alguna, y no malgastarlas, porque también pueden resultar algo empalagosas y repetitivas con algunos temas, según me han contado otros que han tenido menos suerte.
Por lo demás tiene un humor que me emociona, alegrías como con lágrimas escondidas… alegrías bálsamo, podríamos llamarlas…, de esas que sueltan nudos y a veces te hacen llorar un poco en vez de reír, pero que dejan una sensación bella, después de todo.
¿Saben…? Recién me doy cuenta que no he dicho nada en concreto de la película.
Pero bueno… eso pueden encontrarlo fácilmente en otros lados.
Buenas noches.
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Algunos links donde están algunas de estas películas en excelente calidad:
ResponderEliminarThe Field, de Sheridan: http://sexandthebici.blogspot.com/2010/12/field-1990-dvdrip.html
127 horas, de Danny Boyle: http://www.cultmoviez.net/2011/01/127-hours-2010.html
Drabet, de Per Fly: http://sexandthebici.blogspot.com/2010/12/drabet-2005-dvdrip.html
Rosetta, de los hermanos Dardenne:
http://sexandthebici.blogspot.com/2010/09/rosetta-1999-dvdrip.html
El joven Indiana Jones (serie completa):
http://fabiandebarracas.blogspot.com/2011/01/young-indiana-jones-chronicles-serie.html
de boyle sólo he visto slumdog millionare y no me gustó. mientras mis amigos lloraban a moco tendido a mi lado, yo quedé con una sensación extraña, como que había algo que no me calzaba del todo(además que tengo que admitir que me descolocan los bailes al final de las películas indias) trainspotting reconozco no haberla visto, por algún motivo raro siempre que me apresto a verla decido cambiarla a última hora.
ResponderEliminarde linklatter he visto antes del amanecer y antes del atardecer, que de hecho me agradan porque siendo películas románticas no caen en lo cliché de lo meloso. la forma en como se desarrollan ambas películas es a través de un diálogo ininterrumpido entre los personajes principales, con tomas largas y todo eso. vi también waking life y me da la misma sensación: tener una excusa para sacar a exposición varios temas, uno tras otro. aun así a mi no me pareció tediosa, y encuentro notable la técnica, rotoscopia creo que se llama, que fue intervenida por varios artistas en las distintas escenas y a mi parecer le da el tono onírico necesario. la escena que mas me gusta es la conversación que surge con la chica cuando chocan en el subterráneo
donde viven los monstruos no la visto pero está en mi lista de pendientes
de indiana jones tengo recuerdos de cuando niña. se me viene una imagen a la cabeza (de no se cual película) en la que estaba en medio de muchos cálices y tenía que elegir el correcto, y lo hacía! me acuerdo que quedé fascinada
y de wes anderson sólo puedo decir que me encanta! he visto los tenenbaums, el fantástico señor zorro y viaje a dajeerling (no se si lo escribí bien)y creo que no he visto el resto por el mismo motivo de no querer agotarlo. lo que tu dices es muy cierto, sus películas están llenas de humanidad. logra contar historias emotivas sin caer en sentimentalismos y además saca carcajadas entre medio. una de las cosas más notables es la estética de sus películas, se nota minucioso, como que cada detalle esta dispuesto con precisión. me encanta apretar pausa y mirar con mas detalle por un ratito.
no hay multas por uso y abuso de los caracteres en los comentarios?, lo siento es que me encanta el cine, pero no soy cinéfila :)
saludos !
ah! y también soy floja. la mayoría las veo en www.cuevana.tv
ResponderEliminarlo bueno es que te quedan excelentes películas por ver... si te gusta anderson de pronto te va agustar, si es que no lo has visto aún, algunas de kaurismaki, (al menos a partir de la razón por la que te gusta anderson)... la vida de labohemia, de él, entre otras, resulta increíble.
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