miércoles, 17 de noviembre de 2021

Descubriendo cosas.


A veces descubro cosas, me dijo.

Cosas importantes, me refiero.

Cosas que revelan cómo malfunciona el mundo.

Mecanismos escondidos en algo que nunca a nadie le pareció una máquina.

Pero yo sé ver donde los demás no ven.

Tengo ojos que entienden hasta antes de parpadear.

Por eso afirmo, sin dudarlo, que debo ser un genio.

Iba a decir un "puto genio", como he escuchado decir a un protagonista español de una serie de tv.

Pero claro… antes de hacerlo alcancé a caer en cuenta que yo no soy puto.

Otra prueba más de que soy un genio.

O un puto genio, pero que no es puto.

No sé si pueden seguirme, así que bajaré un poco.

Diré algo más sencillo, para que no se espanten.

Seré concreto.

Diré que esta mañana fui a comprar y descubrí algo, por ejemplo.

Pueden anotar, si quieren.

Esto es lo que descubrí:

No puedes subirte en el carrito y tirarte al mismo tiempo.

En el carrito del súper, me refiero.

Luego de este primer descubrimiento, sin embargo, llegaron prontamente otros.

Para tirar ese carro es que existen los padres, o las abuelas o hasta las nanas, en los supermercados de los barrios más altos.

Como ven, todo tiene una finalidad, y no se trata de una finalidad oculta.

Me refiero a que todo es siempre evidente y es al mismo tiempo evidencia de otra cosa.

Yo que soy un genio, puedo percatarme, me dijo.

Igual tú debieses esforzarte en poder hacerlo, aunque te cueste un poco más.

Que no te de vergüenza.

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