miércoles, 18 de diciembre de 2019

Desayuno todo el día.


Conozco un lugar
donde sirven desayuno todo el día.

De hecho, no sirven otras cosas.

Hay olor constante a tostadas, a leche y a café.

Cereales en cada mesa, principalmente para los niños.

Y hasta tienen un sector en que te atienden en pijama.


Me gusta el clima que existe en aquel lugar.

Música suave todo el tiempo y hasta tienes la impresión
que están comenzando a cantar los pájaros.

A mí, por ejemplo, me gusta sentarme mirando a una pared
que tiene pintado un amplio amanecer:
pura luz mayormente, parece estar pintada,
mientras apenas se ve el sol.


No son así, por cierto, mis desayunos reales.

Pro no es tan malo pagar, por cambiar un poco
esos recuerdos.

Meterse a aquel sitio en los días más malos.

No importa que tan tarde sea
ni que tan oscuro, pueda estar afuera.

Ir para resetear lo que va del día,
y comenzar de nuevo.


Entonces cierras los ojos y hueles el café.

Y llegan sin demora los huevos revueltos que pediste
y hay también leche y jugo de naranja y pan recién tostado…

Y sientes que el día aún no se ha echado a perder.

Y que el sol está siempre apareciendo, en el horizonte de todos.


Por último, si te animas a ir,
te recomiendo que no le hagas caso al hombre
que se para frente al local,
gritando que la vida es otra cosa.

Después de todo,
él tampoco sabe qué es la vida,
realmente.

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