viernes, 6 de diciembre de 2019

Coser el botón.


Volvió a coser el botón pues se le había salido. Los escuchó caer al piso y lo recogió, mientras estaba en el trabajo. Era solo un botón de la camisa, pero como había engordado y esta le apretaba bastante, la camisa se le abría y no producía, por supuesto, el mejor efecto. Fue una colega quien le prestó hilo y una aguja y él se fue al baño a coser el botón. Primero intentó hacerlo sin quitarse la camisa, pero acabó pinchándose y le fue imposible. Por lo mismo, decidió sacársela y coserlo rápidamente, de forma más holgada. Un par de compañeros entraron de paso al baño mientras él cosía, y lo molestaron por su aspecto. Eran bromas comunes, por supuesto, de las que se decían habitualmente en el lugar. Terminó entonces de coser y volvió a ponerse la camisa. Había logrado pegar el botón un poco más a su izquierda, para que la prenda quedase un poco menos tirante al momento de abrocharla. Mientras se miraba al espejo fue abrochando los botones y se puso, finalmente, la corbata. Metió la camisa en el pantalón y ensayó una sonrisa, para cuando lo molestaran nuevamente. Por último, antes de salir, decidió sin razón alguna enterrares la aguja en un dedo, clavándola muy hondo hasta que no pudo evitar que su mano se retirase, como por voluntad propia. La sangre brotó de inmediato y él la observó salir. Luego él mismo, salió de baño.

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