lunes, 8 de abril de 2019

No era el punto.

“El mundo está libre de culpas.
Dios está libre de culpas.
El hombre está libre de culpas.
¿Pero entonces quién, con justicia,
va a cargar con todo esto?”
O. W.

-Es raro hueón –dijo R.-, pero mientras me chupaba el pico yo sentía que no tenía nada para darle. Entonces se me fue lo caliente y me dio hasta pena. No sé. Pena por ella pero sobre todo por mí, porque era yo, en definitiva el que no tenía nada para darle. Tal vez fue la música del lugar. La luz. No sé. Fue entonces que boté la lámpara… y la luz no se desparramó como cuando volteamos las botellas. Pensé que era raro, recuerdo. Y que la luz se perdía y no iba a ningún sitio si rompías la lámpara… Imagínate la situación: ella ahí, esforzándose todavía y yo pensando esas hueás, como si fuera filósofo o poeta o un tipo de esos raros, que deben ser todos impotentes. Me sentía como otra persona, hueón. Triste y hasta angustiado por no tener nada para darle a alguien que, no sé… te da algo... Ni siquiera me sentía capaz de dar placer. Además creía saber que ella no quería placer, en el fondo, así como tampoco quería plata… o no necesitaba eso verdaderamente…

-¿No te cobró entonces? –lo interrumpió W.

 -Me cobró igual –dijo R.-. Pero ese no era el punto…

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales