sábado, 13 de abril de 2019

La bomba y tú.


Entonces estás tú, frente a la bomba. Así comienza todo. La bomba y tú, nada más. Ves los números y cables.  Oyes el tic tac. Y claro, recién en ese instante te das cuenta que todo lo demás fue un preludio. Ni siquiera una preparación pues nada has aprendido que pueda ayudar en esta instancia. Tú y la bomba, nada más. Olvídate del mundo. Olvídate de todo aquello que alguna vez pensaste podía existir para salvarte. Estás tú mismo, para eso, nadie más. Ahora lo sabes. Si quieres un héroe tendrás que serlo tú mismo. Cálmate. Respira hondo. Observa. Si quieres tener una opción deberás cortar un cable. Así lo has visto en las películas. Nunca hubo mayor explicación. Solo cortar un cable. Entonces estás tú, frente a la bomba. El tiempo pasa y debes preguntarte qué cable cortarás. No hay argumentos válidos para la elección. Nada qué pensar, digamos. Solo cortar un cable. En cambio, te cuestionas si cortar alguno o no… ¿Qué diferencia hace que estalle o no la bomba?, te dices. Cortes el que cortes, además, va a pasar simplemente lo que tenga que pasar. Tu vida es eso. Siempre ha sido eso. Estar frente a esos cables, me refiero. Tal vez elijas uno. Tal vez intuyas, incluso, la verdad. Nunca sabrás si la bomba ha estallado o no lo ha hecho. El infierno es no saber. Volver al instante de los cables intactos. Una y otra vez volver. Ver los números y cables. Oír el tic tac. La voz de la bomba. El tic tac que te acompaña a todos lados. Todo por no cortar un cable. Por pedir una prórroga. Y es que prefieres mirar el mundo. Olvidarte por un momento de que esa bomba va a estallar. Vivir en una prórroga. Amar en una prórroga. Siempre supiste que en el fondo no era algo posible. Volverás a estar frente a la bomba. A darte cuenta que siempre ha estado ahí. La bomba y tú, nada más. Así comienza todo y así termina todo. No temas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales