domingo, 14 de abril de 2019

Arreglar las cosas.


I.

Llevó a su hijo a pescar. Lo había visto en una película gringa y parecía una buena forma de arreglar las cosas. Nunca había pescado antes, pero buscó información y hasta practicó en la oficina el movimiento de la caña. Compró algunos implementos y el resto se los consiguió con un colega que tenía esa afición. Fue entonces que invitó a su hijo y este no se negó. Irían a una laguna pequeña, en las afueras de la ciudad. Desde el amanecer hasta la tarde. Un día entero. Ese era el plan.


II.

Estuvieron siete horas pescando. O más bien, intentando pescar. Hicieron una par de pausas para comer y para ir a orinar. Finalmente no pescaron nada. El padre buscó temas de conversación, pero no le fue muy bien. El hijo contestaba con monosílabos y hasta parecía un poco molesto, tal vez porque no había cobertura de internet en el lugar. Además la pesca debía hacerse en silencio. Perdieron un anzuelo que enganchó en probablemente unas rocas, en el fondo de la laguna. Tomaron dos termos con café y un par de bebidas que perdieron rápidamente el gas. Ambos creyeron que la laguna era más honda y se decepcionaron un poco. Incluso pensaron que era imposible pescar, pero unos hombres que los saludaron al pasar, llevaban varios pescados en un balde.


III.

Durante el regreso a casa el padre intentó ser un poco más directo. Era más fácil así, pensó, pues mientras manejaba, podía hablarle sin tener que mirarlo directamente. Tras hablarle de su madre, de su hermana y hasta de lo que le ocurría en el trabajo, el padre le confesó al hijo que lo había llevado hasta el lugar principalmente para arreglar las cosas.

-¿Qué cosas? –preguntó el hijo.

-Las cosas… -dijo el padre-. Todas las cosas.

Ambos quedaron en silencio y siguieron así hasta que llegaron a un cruce, donde detuvieron el auto, momentáneamente.

Mientras el padre pensaba qué más decir un pez cayó desde lo alto y golpeó fuertemente el parabrisas. Padre e hijo se sobresaltaron en sus asientos y se miraron por un momento. Luego observaron como el pez se movía sobre el capó, como si hubiese sido recién arrancado del agua.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales