lunes, 8 de octubre de 2018

Una noche dentro de otra noche.


Un lago dentro de un lago.

Ahí duerme una mujer que lleva dentro otra mujer rota.

Agua oscura dentro del agua oscura.

Un sueño dentro de otro sueño.

Palabras escondidas dentro de escondidas palabras.

Y es que a ella le gustaban esos juegos dentro de otros juegos.

Como si en el fondo de lo que ya se creía el fondo, cargase ella secretamente un hijo.

Un hijo vivo dentro de uno muerto.

Eso decía, ciertamente, dentro de otras cosas que decía.

Una voz dentro de su voz, lo decía.

Si estás triste, otro yo, dentro de ti, sin duda está riendo.

Si estás alegre, otro yo, dentro de ti, ciertamente está desconsolado.

Y yo intentaba creer en ella mientras intentaba también creer  en otras cosas.

Sin darnos cuenta entonces, unos pies dentro de mis pies daban unos pasos.

Y sin darte cuenta llegabas así hasta un lago. Y luego hasta un lago dentro de ese lago.

Y ahí la mujer dormida que estaba dentro de otra mujer dormida hablaba con voz más clara:

Todo tiene dentro otro todo, hasta llegar al corazón.

Y entonces el corazón otro corazón y así hasta llegar al último.

Finalmente, tras oír aquello, una comprensión dentro de otra comprensión vino a mí como un rayo.

Ese es el corazón que duele.

Ese es el corazón que ama, decía el rayo.

Y no quise escuchar más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales