domingo, 28 de octubre de 2018

La rabia que nos mantiene vivos,


La rabia que nos mantiene vivos, dijo.

A eso debes darle gracias.


Que brote Dios como espuma en la boca.

Y las palabras como dientes se entierren en tu carne.


A eso debes darle gracias.

No agradezcas la luz.

No agradezcas al amor que adormece la sangre.


Y es que llenar el espíritu, es siempre enterrar el espíritu.

Ruega más bien por la noche, por la oscuridad y por el frío.

Recuerda que el hambre es siempre la sensación más pura.


A eso –y nada más-, debes darle gracias.

Huye del aliento que apaga el fuego.

No escuches a aquellos que hablan del perdón.

Clava en un madero tu esperanza.


Busca de esta forma las verdades que nadie quiere ver:

Todo combustible existe para arder.

Y la piel del hombre para ser desgarrada.


Hunde tus manos en la tierra.

Pregúntale a ella si es cierto.

Y la voz de los muertos ascenderá hasta ti, como un brote negro.


Nadie nunca saldrá de este lugar.

Nadie nunca vendrá por ti.


La rabia que nos mantiene vivos, dijo.

A eso debes darle gracias.

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