lunes, 15 de octubre de 2018

Cuando se trata de agua.


Todo estaba lleno de agua porque se descongeló el refrigerador.

Y es extraño, pero no puedo molestarme cuando se trata de agua.

Limpio y seco las cosas.

Paso un trapo y la recojo con cuidado.

Hasta pongo música, para que sea más agradable.

Mientras lo hago, alguien me llama por teléfono.

Al parecer hubo un corte de luz largo por la noche y existen más consecuencias.

Aparatos eléctricos inutilizados por golpes de energía.

Un par de muertos en un hospital donde no funcionaron unos generadores.

Unos cuántos accidentes en las calles, por fallos en los semáforos.

Mientras me enumeran los problemas, se vuelve a cortar la luz.

Me recomiendan entonces desenchufar los aparatos eléctricos para evitar más daños.

Luego hay interferencia y se corta la comunicación.

Con calma, desenchufo los aparatos eléctricos.

Hay olor a quemado, de hecho, en el que estaba conectado un televisor.

También se ve negro el enchufe que está en el baño.

No me preocupo demasiado, sin embargo, y vuelvo a la cocina.

En el refrigerador, todavía quedan unos trozos de hielo, derritiéndose.

Aprovecho de retirarlos y vaciarlo por completo.

Lo envidio incluso, mientras lo veo, totalmente limpio y hasta con una luz dentro.

No debiese estar encendida aquella luz, pienso entonces, mientras lo observo.

Todo está tranquilo.

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