Cory entrenaba todos los días junto al lago.
Yo no lo sabía, claro… y en realidad creo que nadie
en el cámping lo sabía… Y es que a esas horas apenas se sentían las ovejas y
los primeros pájaros… Además, el rocío es frío… y está el amanecer… y esas
mezclas parecen no gustarle a nadie, a fin de cuentas.
Así, resultó una sorpresa que me encontrara con
Cory y mucho más que habláramos esa mañana… Además, está la sopresa extra de
ella invitándome a desayunar, poco después de conocernos.
-¿Por qué es una sorpresa verme entrenar…? –me preguntó
risueña, en medio de la conversación-. ¿Acaso creías que los músculos se inflan…?
Yo sonreí.
A todo esto, creo que no lo he dicho todavía, Cory
es una chica físicoculturista.
-¿Y cómo entrenas? –le pregunté, mientras ella preparaba
el desayuno-. O sea… ¿cómo es la rutina esa, que estabas haciendo?
Entonces ella me explica que solo vi el final y
hasta bromeó diciendo que mientras los otros recién contaban ovejas ella ya se
entrenaba, levantándolas.
-Son como pesas esponjosas –me dijo.
Y claro, yo hasta le creí por un momento.
Así, mientras desayuinábamos –Cory preparó ocho
huevos para los dos-, estuvimos hablando de un montón de temas: de mi hijo, del
trabajo, de Onetti –ella es uruguaya y le gusta Onetti-, y hasta del tiempo.
Todo tan cómoda y ordenadamente que hasta ella comentó que parecía parte
también, de una rutina.
-¡Y nosotros somos los músculos? –pregunté.
Ella sonrió.
-Yo soy el bíceps –dijo entonces.
-Y yo el tríceps –contesté.
Luego, ya en confianza, ella comentó algo que la
emparentó inmediatamente conmigo… y es que ella también, de cierta forma,
ordenaba bibliotecas.
-O sea… no son bibliotecas –me explicó-, pero me
gusta todas las semanas cambiar de orden una bodega donde hay cientos de
libros, en cajas… y sí que pesan esos libros…
-Para que te hagas una idea del peso que cargo –dije
yo.
Ella me miró comprendioendo de inmediato.
Por último, a lo lejos, justo cuando terminábamos
el segundo desayuno –frutas con yoghurt natural-, vi que se levantaba mi hijo y
me dispuse a ir hasta su carpa.
-Gracias por el desayuno –le dije entonces a Cory-.
Y disculpa por interrumpir el entrenamiento.
-No importa –dijo ella.
-Además –agregó, amistosa-, el corazón también es
un músculo.
Linda historia!
ResponderEliminar=)
Gracias.
ResponderEliminarSaludos.
que queremos nombrar cuando decimos corazon, o cuesco?
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