martes, 29 de enero de 2013

Esta es una entrada de emergencia.


“Yo hubiese seguido así el resto del día…
el resto de mi vida.”



Esta es una entrada de emergencia.

Y a la vez algo así como una entrada instantánea.

No es nada para preocuparse, claro.

Aunque nada, ciertamente, es para preocuparse.

Obviaré por tanto el asunto ese de la emergencia
y explicaré brevemente por qué es instantánea…

¿O acaso se ofende usted…?

Me refiero a qué quizá usted ya sabe lo que instantánea…

Sí… pensándolo bien, es muy posible que usted sepa.

Callaré entonces, respecto a eso.

No obstante, apostaría mis primeras ediciones de Sarduy
a qué no sabe usted bien,
el significado de un instante.

No es que yo lo sepa, claro…

Esto es más bien una apuesta sana…

O quizá hasta un regalo… ¿quién sabe?

Y es que si usted comprende lo que significa un instante,
ciertamente no necesita leer a Sarduy,
ni mucho menos estar apostando con una voz extraña,
bastante inconexa
y hasta ausente, si se quiere...
por el significado de una palabra.

Sí,
dije ausente.

Y es que ese es el principal requisito,
para que una entrada de emergencia
e instantánea
funcione.

Sé que n o es importante, claro…

De hecho, como les decía,
sé que nada, realmente, es importante,
por eso, quizá,
se los confieso sin culpa:

No estoy, en este instante. 

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