-Siempre hay de los dos –me dijo-. Me refiero a Dioses,
claro, Dioses de esos que te abandonan y de esos otros que te salvan…
-¿Dioses?
-Claro… Dioses… -repitió-, aunque si llegas a
escribir algo sobre esto asegúrate de ponerlos con mayúsculas… ya que hablamos
de Dioses en los que creemos incuestionablemente… identificables… por eso nos
abandonan.
-No te entiendo… ¿nos abandonan porque los
identificamos?
-No… no es eso. Nos abandonan porque son externos a
nosotros, son ellos en sí mismos… por eso son Dioses, por eso son
independientes…y por eso se escriben con mayúsculas…
-Pues sigo sin entender…
-Lo sé… -agregó, sonriendo-, es que suena complejo,
pero me refiero simplemente a que todo aquello en que crees, y que descubres de
pronto que no es parte de ti mismo, se convierte en un Dios… y claro, digamos
que es justamente al hacer este descubrimiento, cuando ellos te abandonan…
porque la mayúscula los separa de ti, ¿me entiendes…?, o sea… indica que no
están en ti… que no te acompañan… y que en última instancia, entonces, no te
pertenecen.
-¿Y entonces vendrían los Dioses que te salvan?
-No, no es cuestión de equilibrio, ni de causa
consecuencia… es decir, no es tan simple… los Dioses que te salvan no te salvan
precisamente del abandono…
-Y entonces… ¿de qué te salvan?
-Es que ese es el problema… está mal usada la idea
de salvar… Es decir, nadie “salva de”, sino que salva simplemente, o “te salvan”…
-Mmm…
-¿Mmm qué…? ¿Sigues sin entender?
-No sé… pero dime: ¿esos Dioses también se escriben
con mayúsculas?
-Claro… por algo “te salvan”, ¿no entiendes…?,
hacen una acción… de hecho, si comprendes realmente lo que quiero decir, te
darás cuenta que ambos Dioses son en el fondo los mismos…
-¿Los mismos?
-Sí, los mismos…
-Pero entonces… ¿el abandono y la salvación no
serían, en parte, también lo mismo?
-No... -concluyó-. o no directamente, al menos.
Ambos guardamos silencio, un momento.
-Mmm… Dioses que te abandonan y Dioses que te
salvan… -dije por último, en voz alta.
-Eso es… mejor decirlo sin pensar…
-Sí… como que alivia, de esa forma, un poquito…
Nos abandonan porque los inventamos y ya no nos acordamos. !Sálvese quien pueda!
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