martes, 1 de noviembre de 2011

Cuando el mundo se queda en blanco, o el origen del fascismo.

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-¿Y dice usted que chocó contra un árbol?

-Sí, doctor, se cruzó sin previo aviso.

-¿Y qué ocurrió luego?

-Reboté, doctor… es que al ir corriendo el golpe me hizo volver atrás, arrojándome de espaldas…

-¿Y perdió el conocimiento?

-¿Cuál conocimiento doctor?

-Es una forma de decir… me refiero a sí siguió pensando ordenadamente, o si se quedó en blanco por algún momento…

-Pues verá, para ser sincero nunca pienso ordenadamente… y respecto a lo de quedarme en blanco, creo que fue exactamente lo contrario.

-¿A qué se refiere?

-A que fue el mundo el que se quedó en blanco.

-¿En silencio, quiere decir…?

-No. No me refiero a ese tipo de blanco, era un blanco como de pureza… donde escuché por primera vez la voz del mundo.

-¿La voz del mundo?

-Sí, doctor… Cada cosa del mundo tenía su propia voz, su propio lenguaje…

-¿Le hablaron las cosas, Vian? ¿Eso me está diciendo?

-Mmm… podría decirse que sí… pero no es hablar así como usted lo entiende…

-¿Y qué es?

-Es escuchar su lenguaje, más bien… acercarse para escucharlo.

-¿Puede graficarlo?

-¿Qué cosa?

-Cómo podía usted percibir ese lenguaje…

-Pues verá… no es así exactamente, pero piense usted que si me acercaba a un árbol y me ponía cerca, el árbol repetía algo así como su nombre…

-¿El árbol se le estaba presentando… eso quiere decir?

-Eh, no… El árbol solo decía su nombre y lo repetía, pero no era para transmitir su nombre, era solo que no podía decir nada que no fuera él mismo…

-Me cuesta entenderlo, Vian, para ser sincero… ¿no podría explicarlo mejor?

-Mmm… ¿vio usted alguna vez esa serie animada de pókemon?

-…

-Era una serie donde unos chicos capturaban unas especies de mascotas y las entrenaban, para luego combatir con ellas…

-Sí, algo recuerdo, ahí salía uno amarillo chico que tiraba como rayos…

-Sí, esa es la serie… pero ¿recuerda usted cómo se comunicaban los pókemon…?

-Eh, no… No lo recuerdo.

-Pues ellos solo decían su nombre, con distinto tono, como transmitiendo distintas emociones…

-¿No querían decir nada más?

-No sé si no querían, yo creo que decían más, pero utilizando solo su nombre…

-¿No habrán conocido más palabras, entonces?

-No lo sé, doctor, pero en mi opinión yo creo que el único significado que podemos llegar a manejar, alguna vez, es el de nosotros mismos…

-¿Y es por eso que cada cosa de la naturaleza repite su nombre todo el tiempo?

-No sé las razones… pero noto cierta similitud en los procedimientos…

-Y esos nombres, según usted ¿son los mismos que le damos nosotros?

-¿Cómo…?

-Que si el árbol, por ejemplo, dice árbol… o dice tree, o se nombra de otra forma…

-Mmm… es que es un poco como sensación… es decir, yo decodifiqué “árbol”, pero no sé qué sucedería con otras personas…

-¿Y coincidía esto con todos los otros elementos?

-Pues la verdad es que no… habían algunos que sentí que no respondían al nombre que le damos, pero no podría especificar, sin embargo, cuál era el nombre correcto.

-Entiendo…

-…

-Sabe, Vian… discupe que lo interrumpa, pero para ser franco con usted, creo que lo que tuvo fue una fuerte alucinación provocada por la conmoción tras golpearse con el árbol…

-¿Pretende usted que me crea que todo fue parte de una alucinación, doctor?

-Exactamente. Es lo más seguro, además. Así cada cosa permanece en su sitio y no tenemos sorpresas al seguir adelante…

-Pero yo choco igual, doctor… me encuentro de improviso con el mundo, siempre me ha pasado…

-Entonces seguirás chocando aunque los elementos te hablen y digan su nombre y te creas mejor que nosotros por comprender mejor aquello que te rodea…

-¿Cree usted que me siento más que los otros por sentir el lenguaje de lo que nos rodea…?

-Creo que eres egoísta, Vian… y confías demasiado en la intuición y la percepción que tienes de las cosas.

-Pero y qué hago si me vuelve a pasar doctor… ¿qué pasa si me golpeo otra vez con un árbol y ese lenguaje regresa?

-Pues deberá usted estrellarse contra otro, hasta recuperar la cordura.

-¿Y si la cordura fuera lo otro, doctor?

-Entonces deberá hacer exactamente lo mismo, Vian… o intentar que la humanidad entera se golpee contra ese árbol y descubra lo que usted… no hay más opciones.

-Pero y si…

-No hay más opciones, Vian. Así es la democracia.

-¡¿Y a quién se le ocurrió inventar esa hueá…?!

-Le aseguro que a alguien que no se golpeó contra un árbol.

-¡Claro que no…! ¡Se nota que eso lo creó alguien que no tiene idea del lenguaje del mundo…!

-Pues yo le recomiendo que no haga esos comentarios en voz alta, Vian…

-¿Por qué? ¿Podría alguien intervenir en la conversación?

-¡Claro que podrían…!

-Pues entonces lo digo con más fuerza: ¡La democracia es una mierda…!

-…

-Ve que es fácil, doctor… a veces simplemente hay que decir lo que uno piensa... ¿doctor?

4 comentarios:

  1. Yo le encuentro partes pésimas... pero gracias igual, sube el ánimo. :)
    Saludos

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  2. jejejeje...me sigo imaginando estos diálogos acompañados de muñequitos, personajes de historietas en dúo ilustrando estos juegos filosóficos tuyos. Sería un éxito!...claro que no servirían para publicar en la página final de los diarios, requerirían de un espacio más generoso para desarrollar la tira.

    Un abrazo.

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  3. He intentado hacerme seguidora y no puedo. No sé si será tu configuración, pero te cuento que te leo desde hace ya algunas semanas.
    Creo además que tengo buenas referencias tuyas, en el mundo real, incluso una grabación casera de un encuentro de filosofía con lectura en "proto alemán" y un auto a fricción ja, ja,ja... ¿eres tú?
    Yo no te conozco, pero tengo un amigo y una amiga enamorados de ti, pero sólo de vista y de tiempos universitarios.
    No voy a hablar sobre la valoración de los textos porque supongo que no te importa y que sabes sobre eso.
    Y no creas que soy superficial y que desconozco la harina de estos panes, que no fallan nunca cada mañana.
    G.H.

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