Como a veces falta el tiempo
y está el cansancio
y el sueño
acechando en torno tuyo,
se hace necesario,
sin duda,
aprender nuevas técnicas.
Una primera, por ejemplo,
habla sobre la posibilidad
de convertir nuestras ideas inconexas
y hasta nuestros errores
en nuestro propio estilo.
Abusar así de la imperfección,
y acrecentarla,
termina dando como resultado
un poeta innovador, al menos,
y eso es siempre valorado.
Sin embargo,
la no valoración,
es también a veces
un signo de genialidad
incomprendida…
Ahora bien,
en mi caso,
creo que no suelo llegar
-con cansancio-,
a ninguna de esas metas,
y mis esfuerzos caen entonces
por el barranco
donde se arrojan todas las cosas
a medio hacer.
Así, mi esfuerzo,
permanece en lo profundo,
junto al arroz que quedó crudo,
las novelas inconclusas,
y hasta a las vidas terminadas
prácticamente,
antes de comenzar.
Así y todo,
debo reconocer que me atrae,
la idea de los poemas instantáneos:
Arrojar unas palabras,
otras cuantas sensaciones ligeras…
¡y ya está…!
“Tiene ahí su poema instantáneo”.
Además,
no creo justo que se quejen,
ni que hablen de calidad…
ni tampoco que vengan a comparar
este tipo de productos
con poemas del todo elaborados,
hechos cuidadosamente
por escritores también correctos
y académicos
que desconfían de todo aquello que se señala
es un producto instantáneo.
¿Y es que sabes?
No se puede mentir en un poema
aunque sea instantáneo.
Por lo mismo,
el valor que uno de estos textos tiene,
a fin de cuentas,
no difiere mucho
del que pudiera tener cualquier otro texto.
Así,
lo único que queda por preguntarse,
deja de ser el “cómo”
y pasa a ser un “para qué”…
Es decir
¿para qué un poema…?
Instantáneo o no, da lo mismo,
pero para qué…
Pero claro…
como a veces falta el tiempo,
y uno debe acechar cada mañana,
lo cierto es que seguimos aprendiendo técnicas…
y las preguntas que vienen
nunca terminan siendo
nada más que una técnica
buscando justificación
de algún tipo.
Y sí,
estoy agotado
y debo preparar algunas cosas para mañana
¿pero saben?
Yo al menos tengo excusa para no responder
de mis preguntas…
usted, en cambio,
no tiene coartada alguna
para su silencio.
Así,
resulta al final que ambos vivimos,
quién sabe si también
de forma instantánea…
Y nuestro estilo se desvanece.
¡Y todo se desvanece…!
Y el estado de cosas
es una conexión de objetos,
como decía Wittgenstein,
pero nadie comprende.
y está el cansancio
y el sueño
acechando en torno tuyo,
se hace necesario,
sin duda,
aprender nuevas técnicas.
Una primera, por ejemplo,
habla sobre la posibilidad
de convertir nuestras ideas inconexas
y hasta nuestros errores
en nuestro propio estilo.
Abusar así de la imperfección,
y acrecentarla,
termina dando como resultado
un poeta innovador, al menos,
y eso es siempre valorado.
Sin embargo,
la no valoración,
es también a veces
un signo de genialidad
incomprendida…
Ahora bien,
en mi caso,
creo que no suelo llegar
-con cansancio-,
a ninguna de esas metas,
y mis esfuerzos caen entonces
por el barranco
donde se arrojan todas las cosas
a medio hacer.
Así, mi esfuerzo,
permanece en lo profundo,
junto al arroz que quedó crudo,
las novelas inconclusas,
y hasta a las vidas terminadas
prácticamente,
antes de comenzar.
Así y todo,
debo reconocer que me atrae,
la idea de los poemas instantáneos:
Arrojar unas palabras,
otras cuantas sensaciones ligeras…
¡y ya está…!
“Tiene ahí su poema instantáneo”.
Además,
no creo justo que se quejen,
ni que hablen de calidad…
ni tampoco que vengan a comparar
este tipo de productos
con poemas del todo elaborados,
hechos cuidadosamente
por escritores también correctos
y académicos
que desconfían de todo aquello que se señala
es un producto instantáneo.
¿Y es que sabes?
No se puede mentir en un poema
aunque sea instantáneo.
Por lo mismo,
el valor que uno de estos textos tiene,
a fin de cuentas,
no difiere mucho
del que pudiera tener cualquier otro texto.
Así,
lo único que queda por preguntarse,
deja de ser el “cómo”
y pasa a ser un “para qué”…
Es decir
¿para qué un poema…?
Instantáneo o no, da lo mismo,
pero para qué…
Pero claro…
como a veces falta el tiempo,
y uno debe acechar cada mañana,
lo cierto es que seguimos aprendiendo técnicas…
y las preguntas que vienen
nunca terminan siendo
nada más que una técnica
buscando justificación
de algún tipo.
Y sí,
estoy agotado
y debo preparar algunas cosas para mañana
¿pero saben?
Yo al menos tengo excusa para no responder
de mis preguntas…
usted, en cambio,
no tiene coartada alguna
para su silencio.
Así,
resulta al final que ambos vivimos,
quién sabe si también
de forma instantánea…
Y nuestro estilo se desvanece.
¡Y todo se desvanece…!
Y el estado de cosas
es una conexión de objetos,
como decía Wittgenstein,
pero nadie comprende.
(Qué triste eso de las vidas terminadas antes de comenzar!...me resulta muy angustiante).
ResponderEliminarLo de los poemas instantáneos, se podría patentar: un surtido de letras y/o palabras en cómodo envase, agradablemente saborizadas, échele agua, disuelva bien..y listo...ya tiene a mano su poema...
(tenía una amiga -baáh1 conocida- que iba separando palabra por palabra lo que le venía a la mente y listo..ya tenía un poema muy personal e innovador!
si
es
sólo
cuestión
de dejarse
llevar
por el sano
impulso de innovar!
Abrazos poéticos.