“Lo lógico sería pensar
que cuando envejeces
tu mente se llena de eso que llamamos
el lado espiritual de las cosas,
pero parece que la mía
se hace cada vez más práctica
como si quisiera aclarar algo”
Alice Munro
.que cuando envejeces
tu mente se llena de eso que llamamos
el lado espiritual de las cosas,
pero parece que la mía
se hace cada vez más práctica
como si quisiera aclarar algo”
Alice Munro
Tres de la mañana. Un bar en Valparaíso. Extrañamente estoy sobrio.
-Siempre pensé que sería más difícil –me dijo-. Que tal vez al presenciar algo así terminabas por comprender algo… o te afectaba por siempre… Ja,ja… ¡qué ingenuo…! Al final, más allá de no olvidarlo, seguí existiendo tal cual…
-Pero tal vez sería distinto… -intenté decir.
-No creo… Uno es el que es no más –continuó-. Si yo eso lo viví hace diez años, poco más, y la vida no cambió una mierda, ni lo que entendía… ni una hueá, finalmente…
-¿Pero ni siquiera en el momento fue impactante?
-O sea… fue extraño, principalmente… ¿Tú conoces bien la historia, supongo?
-Mmm… sé lo del accidente…
-Sí, o sea, eso es lo principal… Pero mira… yo conocía a ese hombre desde hacía tres meses, más o menos. Llegábamos juntos al turno en el aserradero, a veces compartíamos colaciones, un trago, cosas así… pero yo solo sabía que vivía en una pieza de madera, y que venía del sur…
-Pero él… ¿tenía problemas… usted notó algo antes de…?
-¿Si tenía problemas…? Ja,ja… todos tenemos problemas… la hueá es cargarlos bien, tener espaldas…
-¿Pero no vio nada especial en él… en la forma de cargar esos problemas, por ejemplo…?
-No. Pero esas cosas no se ven… Nadie en Pompeya se dio cuenta que el Vesubio humeaba, decía mi abuelo…
-¿Y entonces lo único que sucedió fue el corte…?
-Sí… el tipo estaba al lado mío. Recuerdo que me pidió que fuera a buscar algo y apenas di unos pasos sentí un ruido y pude ver que él metía la cabeza en la sierra por donde pasaban los troncos…
-¿No fue un accidente?
-No. Incluso él debió sacar más el filo de la sierra para que le cortara la cabeza sin problemas… Yo vi cómo se inclinó y vi caer la cabeza, quedar colgando de un borde primero y luego salir despedida y caer al lado suyo…
-¿Y qué sucedió entonces?
-Yo me acerqué y me saltó sangre a la ropa… el cuerpo había quedado en una posición extraña, sujeta a la máquina por un brazo, y la cabeza a un costado, cortada de forma casi perfecta, aunque le faltaba un trozo de piel de un lado… Entonces fue que tomé el cuerpo y lo tendí de espaldas, y tomé la cabeza con cuidado… y volví a ponerla en su sitio…
-…
-¿Sabes…? He tenido dos hijos y creo que he estado enamorado al menos en un par de ocasiones, pero no recuerdo haber hecho un acto de amor más grande que volver a poner la cabeza en su sitio… es decir, tomé la cabeza, la puse con cuidado… y recuerdo que hasta lo peiné un poco, con la mano, y le cerré los ojos… luego me quedé a su lado…
-¿No llamó a alguien…?
-¿A quién?
-No sé… a una ambulancia, o la policía…
-No había necesidad de nada, pensaba… o al menos no había apuro… Además no le iban a coser la cabeza, todo estaba hecho… Yo solo veía como el charco de sangre crecía y trataba de mantener limpio el rostro, y ordenado… Fue extraño, si lo pienso ahora, porque en ese momento pensé que había comprendido algo… un secreto sobre la vida, o qué era realmente el ser humano… yo pensé que las cosas iban a cambiar…
-¿Cambiar…?
-Sí… o sea, al llegar a la casa, frente a mis hijos, no sé… pensé que todo iba a ser distinto, como si comenzaras a ver colores que no has visto antes, y la realidad cambiara…
-¿Y no fue así?
-No. Ni una mierda. Tuve problemas con la policía e incluso estuve detenido un par de días, y al final nada cambió, ni para mejor ni para peor… todo quedó en su sitio… igual que si alguien más hubiese puesto una cabeza sobre un cuerpo, solo que ese experimento hubiese funcionado mejor que el que yo hice…
-…
-A veces pienso que me gustaría ese final. Se lo dije a mi mujer en ese entonces y hasta a mis hijos, cuando todavía los veía, pero creo que solo los asusté…
-¿Se refiere al final de la cabeza cortada…?
-En parte… no necesariamente con la cabeza cortada… per me gustaría ese gesto de volver a juntar mis restos, ordenarlos aunque ya no tengan vida… o que me acaricien el pelo… sería lindo irse así…
-…
-¿Lo aburro?
-No…
-Es que como se quedó en silencio…
-Sí, disculpe, pero fue por otra cosa.
-¿Piensa que estoy loco?
-No, no es eso… es que pensaba en lo que decía, en la sensación que debe dejar eso…
-No creo que puedas sentirla…
-No… yo tampoco creo… pero pensaba en qué pasa cuando nos arrancan otra parte de nosotros…
-¿Una pierna, por ejemplo?
-No… quizá suene estúpido, pero pensaba en el corazón… o en lo que representa el corazón, claro… ¿qué piensa usted…? ¿Habrá esperanza de que alguien haga lo mismo por nosotros…?
-¿Alguien que lleve el corazón hasta el sitio en que debía estar…?
-No sé… quizá sí… pero es algo más…
-¿Alguien que comprenda?
-Sí, eso… o alguien que nos diga alguna frase que nos calme, o que nos permita seguir viviendo…
-¿Una frase como “el amor nunca muere”…?
-Tal vez…
-Eso son mierdas, amigo… El amor sí muere, y los corazones están arrojados en todos sitios, rodeados de moscas… la gente no sabe o no se atreve a reconocerlo, pero esa es la verdad… El problema es que falta piedad, pienso yo…
-¿Pero entonces…?
-Entonces falta alguien… una persona lo suficientemente piadosa como para recoger un corazón, limpiarlo cuidadosamente y volver a ponerlo en su sitio…
-¿Y eso no sería como juntar los restos de un cadáver, solamente?
-No sé, amigo… usted elige en qué creer…
-¿Pero usted en qué cree? –le pregunté finalmente.
-Yo no creo en nada -me dijo-. Yo solo le conté la historia.
-Siempre pensé que sería más difícil –me dijo-. Que tal vez al presenciar algo así terminabas por comprender algo… o te afectaba por siempre… Ja,ja… ¡qué ingenuo…! Al final, más allá de no olvidarlo, seguí existiendo tal cual…
-Pero tal vez sería distinto… -intenté decir.
-No creo… Uno es el que es no más –continuó-. Si yo eso lo viví hace diez años, poco más, y la vida no cambió una mierda, ni lo que entendía… ni una hueá, finalmente…
-¿Pero ni siquiera en el momento fue impactante?
-O sea… fue extraño, principalmente… ¿Tú conoces bien la historia, supongo?
-Mmm… sé lo del accidente…
-Sí, o sea, eso es lo principal… Pero mira… yo conocía a ese hombre desde hacía tres meses, más o menos. Llegábamos juntos al turno en el aserradero, a veces compartíamos colaciones, un trago, cosas así… pero yo solo sabía que vivía en una pieza de madera, y que venía del sur…
-Pero él… ¿tenía problemas… usted notó algo antes de…?
-¿Si tenía problemas…? Ja,ja… todos tenemos problemas… la hueá es cargarlos bien, tener espaldas…
-¿Pero no vio nada especial en él… en la forma de cargar esos problemas, por ejemplo…?
-No. Pero esas cosas no se ven… Nadie en Pompeya se dio cuenta que el Vesubio humeaba, decía mi abuelo…
-¿Y entonces lo único que sucedió fue el corte…?
-Sí… el tipo estaba al lado mío. Recuerdo que me pidió que fuera a buscar algo y apenas di unos pasos sentí un ruido y pude ver que él metía la cabeza en la sierra por donde pasaban los troncos…
-¿No fue un accidente?
-No. Incluso él debió sacar más el filo de la sierra para que le cortara la cabeza sin problemas… Yo vi cómo se inclinó y vi caer la cabeza, quedar colgando de un borde primero y luego salir despedida y caer al lado suyo…
-¿Y qué sucedió entonces?
-Yo me acerqué y me saltó sangre a la ropa… el cuerpo había quedado en una posición extraña, sujeta a la máquina por un brazo, y la cabeza a un costado, cortada de forma casi perfecta, aunque le faltaba un trozo de piel de un lado… Entonces fue que tomé el cuerpo y lo tendí de espaldas, y tomé la cabeza con cuidado… y volví a ponerla en su sitio…
-…
-¿Sabes…? He tenido dos hijos y creo que he estado enamorado al menos en un par de ocasiones, pero no recuerdo haber hecho un acto de amor más grande que volver a poner la cabeza en su sitio… es decir, tomé la cabeza, la puse con cuidado… y recuerdo que hasta lo peiné un poco, con la mano, y le cerré los ojos… luego me quedé a su lado…
-¿No llamó a alguien…?
-¿A quién?
-No sé… a una ambulancia, o la policía…
-No había necesidad de nada, pensaba… o al menos no había apuro… Además no le iban a coser la cabeza, todo estaba hecho… Yo solo veía como el charco de sangre crecía y trataba de mantener limpio el rostro, y ordenado… Fue extraño, si lo pienso ahora, porque en ese momento pensé que había comprendido algo… un secreto sobre la vida, o qué era realmente el ser humano… yo pensé que las cosas iban a cambiar…
-¿Cambiar…?
-Sí… o sea, al llegar a la casa, frente a mis hijos, no sé… pensé que todo iba a ser distinto, como si comenzaras a ver colores que no has visto antes, y la realidad cambiara…
-¿Y no fue así?
-No. Ni una mierda. Tuve problemas con la policía e incluso estuve detenido un par de días, y al final nada cambió, ni para mejor ni para peor… todo quedó en su sitio… igual que si alguien más hubiese puesto una cabeza sobre un cuerpo, solo que ese experimento hubiese funcionado mejor que el que yo hice…
-…
-A veces pienso que me gustaría ese final. Se lo dije a mi mujer en ese entonces y hasta a mis hijos, cuando todavía los veía, pero creo que solo los asusté…
-¿Se refiere al final de la cabeza cortada…?
-En parte… no necesariamente con la cabeza cortada… per me gustaría ese gesto de volver a juntar mis restos, ordenarlos aunque ya no tengan vida… o que me acaricien el pelo… sería lindo irse así…
-…
-¿Lo aburro?
-No…
-Es que como se quedó en silencio…
-Sí, disculpe, pero fue por otra cosa.
-¿Piensa que estoy loco?
-No, no es eso… es que pensaba en lo que decía, en la sensación que debe dejar eso…
-No creo que puedas sentirla…
-No… yo tampoco creo… pero pensaba en qué pasa cuando nos arrancan otra parte de nosotros…
-¿Una pierna, por ejemplo?
-No… quizá suene estúpido, pero pensaba en el corazón… o en lo que representa el corazón, claro… ¿qué piensa usted…? ¿Habrá esperanza de que alguien haga lo mismo por nosotros…?
-¿Alguien que lleve el corazón hasta el sitio en que debía estar…?
-No sé… quizá sí… pero es algo más…
-¿Alguien que comprenda?
-Sí, eso… o alguien que nos diga alguna frase que nos calme, o que nos permita seguir viviendo…
-¿Una frase como “el amor nunca muere”…?
-Tal vez…
-Eso son mierdas, amigo… El amor sí muere, y los corazones están arrojados en todos sitios, rodeados de moscas… la gente no sabe o no se atreve a reconocerlo, pero esa es la verdad… El problema es que falta piedad, pienso yo…
-¿Pero entonces…?
-Entonces falta alguien… una persona lo suficientemente piadosa como para recoger un corazón, limpiarlo cuidadosamente y volver a ponerlo en su sitio…
-¿Y eso no sería como juntar los restos de un cadáver, solamente?
-No sé, amigo… usted elige en qué creer…
-¿Pero usted en qué cree? –le pregunté finalmente.
-Yo no creo en nada -me dijo-. Yo solo le conté la historia.
Ese es el problema -creo- el dejar de creer en algo, en eso que alguna vez se había creído.
ResponderEliminarAdemás si es uno el que decide arrancarse el corazón o cortarse la cabeza ¿por qué esperar que después haya otro dispuesto a poner en su lugar lo que antes separamos? ¿Será que sólo buscamos, como sea, despertar algo de compasión? ¿será tan grande nuestra necesidad afectiva?
Me quedo meditando =(
Un abrazo.
¡Hola!Soy la avestruz.
ResponderEliminarHa pasado tiempo desde que vi tu motivador comentario en mi jardín.Gracias,aunque sean tardías.Estoy algo atavíada en el mundo del blog,pero me propuesto retomar.
Veo que tienes una clara predisposición hacia los guiones y mucho talento que encausar.¡Adelante!.Creo que lo más interesante es lo personal.Todo el resto salvo el corazón y el genio son trivialidades.Suerte y sigue tu estrella hay mucho que alumbrar.
La avestruz Luz.
La avestruz luz perdida en la biblioteca.
Vian
ResponderEliminarTalentoso guión.
En esta vida hay dos cosas que se salvan de ser tribialidades el corazón y el genio.
Gracias por tu comentario en mi jardin.
Saludos de La Avestruz Luz.
¡Hola Vian!
ResponderEliminarExcelente guión.
Saludos de La avestruz luz
gracias x 4.
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