sábado, 22 de enero de 2011

Hablando del asunto, o los hombres felices no tienen historia.

.

“No es un rey…

Apenas es un niño que juega a ser un lobo

que juega a ser un rey…”

Donde viven los monstruos, Spike Jonze.

.

I.

.

Una ventaja que tenemos

sobre los hombres felices,

es que ellos no tienen historia.

.

Piensen si no

en el “y vivieron felices para siempre”

al final de cualquier cuento para niños

y admitan mi tesis

sin oponer reparos.

.

Y es que nada hay para contar

en la vida de los felices,

salvo la repetición constante

del rito de la felicidad

en las distintas formas

que ésta adquiere.

.

Por otro lado,

hay que saber distinguir

al hombre feliz

de otros que por razones muy distintas

pueden llegar también

a carecer de historia propia.

.

Me refiero aquí a los cobardes,

por ejemplo,

o a esos que decidieron vivir la historia

de algún otro,

u optaron por el diseño casi por manual

de una vida segura

y sin sobresaltos.

.

Quédense ellos entonces

con su tranquilidad:

paseen sus perros de raza,

huelan las flores del jardín

y hasta amen a los amables…

.

Pero no me ofrezcan esa vida,

que debe al menos

saber a plástico.

.

Déjenme a mí cultivar ortigas,

y confiar en los traidores,

o enamorarme de las prostitutas…

.

Además,

quiero tener historias para contar,

y fingir que son amenas

y entretenidas…

.

Y es que quiero entrar con ellas

a las casas de los felices,

e ir ganando de a poco su confianza…

acercarme a sus niños

y a sus mujeres…

hasta que descubran demasiado tarde

que la última de aquellas historias

escondía en realidad

una bomba de tiempo,

dentro.

.

.

II.

.

No es natural

la palabra felicidad.

.

No nace de los árboles,

ni nada en los ríos,

ni es encontrable al interior

del corazón de los hombres.

.

Su hogar es más bien

indecente como un estudio publicitario,

y su espíritu funciona de una forma similar

con la que operan los baños químicos.

.

Y es que la palabra felicidad

es similar a una bebida de fantasía

que encanta hasta que se le va el gas…

y es también como el muro que separaba

el jardín de niños donde estudié,

de una población que era mejor mantener escondida

de los ojos felices

de todos nosotros.

.

.

III.

.

Los hombres felices

aman a mujeres felices

y tienen hijos felices.

.

Comparten tiempo juntos,

viajan en la medida de lo posible

y hasta creen en un Dios

que les otorga la felicidad

como un añadido más

al simple hecho de existir.

.

Por lo mismo,

les cuesta entender a aquellos

que parecen afligidos

o amargos,

por lo que comúnmente escogen

sentir lástima por ellos,

o hasta rabia…

tildándolos de resentidos

o incluso creyéndolos impuros

de corazón.

.

Por último,

si una visita que no profesaba sus costumbres

se cuelga al interior

de una de sus habitaciones,

la familia feliz decide

-por unanimidad por supuesto-

clausurar aquella pieza,

y evitar hablar en lo posible

del asunto.

.

Con todo,

si uno cronometrase los movimientos

que la familia feliz hace al interior

de aquella casa,

sería justo señalar que ante aquella puerta

bloqueada,

los integrantes de la familia suelen detenerse

una pequeña fracción de segundo más

que ante cualquier otra

de las que existen en la casa.

.

.

IV.

.

No tienen historia

los hombres felices,

ni tampoco los cobardes.

.

La diferencia es que los primeros

son insensatos,

mientras que los segundos

son demasiado cobardes

como para ser también insensatos.

.

Ambos,

sin embargo,

están condenados a pagar su crimen

de una forma similar.

.

Así que bueno…

ojalá se den un tiempo

y la averigüen…

porque al menos yo

no pienso gastar ni una palabra más

hablando de felicidades y seguridades

en las que no creo

en lo más mínimo.

.

Además,

por si fuera poco,

acabo de recordar

que tenía algo importante que hacer,

así que tengo una razón extra

e irrenunciable,

para dejar hasta acá

lo que tenía que decirles.

.

2 comentarios:

  1. ...siempre es...
    interesantísimo
    .......y........
    entretenidísimo
    .....leerlo.....

    ResponderEliminar
  2. a veces pienso que las personas felices piensan que soy una resentida.
    a veces me pregunto si soy feliz siendo resentida.
    pero por lo general soy felizmente triste.

    ResponderEliminar

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