jueves, 7 de agosto de 2025

Así funciona todo esto.


Le pregunté si era cierto que había sido atleta cuando joven. Ella respondió que sí. Que incluso de adulta participó de algunas competiciones oficiales, aunque sin buenos resultados. Me llamaban únicamente porque seguía teniendo un récord de cuando era juvenil, me dijo. Uno que logré antes de los dieciséis años. Ellos sabían que no se repetiría, pero me llamaban igualmente y yo iba. No es que no me entrenara o fuese mala deportista, pero mis tiempos ya no eran especiales ni mejor que los de las demás. Así que luego de cierto tiempo dejé de ir, simplemente. Además, fue por ese entonces que me casé, tuve una hija y abandoné los deportes, por completo. Yo asiento, mientras la escucho. Por un momento pienso que ella me enseñará una foto de su hija, pero no lo hace. De todas formas, lo que me interesa es el asunto del récord. Por eso, le pregunto si todavía sigue vigente. Sí, todavía, me dice. Aunque sé que tarde o temprano terminará por romperse. De todas formas, no es algo que me importe. Recuerdo que una entrenadora me lo repetía una y otra vez: los récords están hechos para romperse, como el corazón del mundo, me decía. Era una entrenadora media poeta, por cierto. Creo que también tuvo hartos récords, pero luego los perdió… Ya sabes, concluye, así funciona todo esto.

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