viernes, 26 de junio de 2020

Proyecto de novela feliz.


Escribir una novela donde todos sean felices. Desde la primera hasta la última acción. Sin que se filtre la menor duda. Nada de dolores ni conflictos. Nada de dudas ni cuestionamiento sobre el sentido de la vida o de las cosas. Narrar y describir exclusivamente situaciones placenteras. Sin críticas soterradas ni atisbo de ironía. Personas felices, en familias felices, en un pueblo feliz. Felicidad tal como la entiende la mayoría. Como a la que aspira, incluso, la mayoría. Relaciones armoniosas, cuidado de la naturaleza, tratamiento eficaz de residuos. Investigar un poco sobre esas cosas. Describirlas mínimamente, solo para asegurar su participación en la felicidad. Cuidarse de no profundizar en aspectos políticos ni modelos económicos. Evitar direccionar las relaciones sociales. No moralizar. Lo único inmoral será, por omisión, no ser feliz. Toda ideología debe dejarse fuera. Visitas a la iglesia de vez en cuando, como única excepción, pero sin ahondar en el asunto. Nada de accidentes. Nada de enfermedades dolorosas. Las pocas que aparezcan, deben asociarse siempre a un tratamiento. Desde la perspectiva de la comprensión de un ciclo. Cien páginas así. Doscientas. Detención en algunos personajes que manifiestan ritmos distintos. Todos felices, por supuesto, pero con formas de serlo que difieren unos con otros, sin rivalizar. Toda la felicidad es válida porque en el fondo es indivisible y forma parte de un gran todo. Trescientas, cuatrocientas páginas. Nuevas generaciones. Nuevas actualizaciones de un mismo ciclo. Describir las transformaciones. Quinientas páginas, seiscientas. Ya veremos hasta dónde pueda llegar. Los hombres cortan el césped al comienzo de cada capítulo. Sin cansarse. Con máquinas diseñadas para ello. En la noche tienen una cena familiar. Setecientas páginas. Ochocientas. Tomarse una pausa para revisar lo escrito. Asegurar que no haya grietas. Taparlas, si las hay.  Pensar en la posibilidad de dividir en tomos, antes de seguir. Dos tomos. Tres tomos. Definir el tamaño de la felicidad, aunque no debiese cansar, después de todo. Siempre proponer una nueva entrega. Una novela feliz para un lector feliz, en resumen. Una náusea.

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