lunes, 15 de junio de 2020

Confío en mi incomprensión.


I.

Confío en mi incomprensión.

En aquello que está ahí y que no entiendo.

Confío porque está ahí, justamente.

Porque puedo verlo, digamos.

Porque no es nada más que eso.

Porque su presencia no me miente.

Y porque no se hace pasar por mí,
cuando intento comprenderlo.


II.

Todo lo otro existe porque existo.

Todo lo que hay, me refiero.

La vida de lo otro se gesta de esa forma.

En la no pertenencia.

En el vínculo y la distancia que establecemos.

Uno mismo se da forma a partir de esa distancia.

No me gusta admitirlo, pero es cierto.

Mis palabras no dan vida.

Ni siquiera se acercan a las cosas.

Y es que el problema nunca ha sido el ser,
sino el dónde ser.

Y no nos gusta, ciertamente,
hablar sobre esto último.

Todo lo otro existe porque existo, en resumen.

Todo lo otro existe porque existo.


III.

Confío en mi incomprensión.

Confío en ella mientras no se llene de falsas conjeturas.

Confío en mi incomprensión porque es pura.

Porque sonríe incluso cuando no comprende.

Y porque busca comprender incluso cuando se ve venir el daño.

Porque abraza al desconocido sin dudarlo.

Y porque no presenta exigencias.


Confío en mi incomprensión porque es como un niño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales