jueves, 14 de mayo de 2020

Todos somos Collins.

"Lo que pasa es que de cierta forma todos somos Collins. Michael Collins, te digo. El astronauta ese que viajó en la nave en que iban los otros que pisaron la luna. ¿Te acuerdas…? Armstrong, Aldrin… el gran paso para la humanidad… Pues acuérdate de todo eso... El punto es que Collins se tuvo que quedar en la nave, igual que cuando estacionas, pero te quedas en el auto, con el motor encendido. Supuestamente coordinando con los que bajaron para que todo salga bien, pero sin tener un turno propio… ¿Te imaginas? Ir hasta allá y no poder bajarse… ¡Qué mierda…! No me digan que su felicidad existe, pero es otra… Esa es más bien una hueá incompleta. Y una hueá incompleta no está bien, no hay que darles más vueltas… Disculpa que te lo diga así, pero es que me enoja un poco. Además, eso fue lo que dijo Collins cuando le preguntaron. Que la suya era una felicidad distinta, que él ya había realizado caminatas espaciales… Pero claro, no dijo que sus caminatas consistían en estar colgado en el espacio, sin apoyar los pies en nada… Eso nunca ha sido una caminata… Pero aceptamos que se le diga caminata igual como se le dice felicidad a algo que sin duda es otra cosa. Por eso digo que Collins somos todos. Con ese derecho, me refiero. Te digo Collins aunque tu nombre sea otro y a nadie le importe. Y por eso no me retracto".

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