sábado, 16 de mayo de 2020

¿De verdad crees que todo está bien hecho?


¿De verdad crees que todo está bien hecho?

Yo lo pensé por un tiempo,
pero luego cambié de parecer.

Comencé a fijarme en detalles
en cosas a las que uno se acostumbra,
pero que en el fondo están impuestas.

Surgieron entonces las preguntas:

¿Todo está bien de esta forma?

¿Los minerales bajo tierra?

¿El pasto creciendo?

¿Las malezas que tenemos que arrancar?

Le di vueltas a esto,
pero solo surgían nuevos cuestionamientos:

¿Qué pasa si el lenguaje no era necesario?

¿Qué ocurre si el pulgar iba donde está el meñique?

¿Y qué pasa si esa hormiga de ahí quiere gritar?

No podía mirar a ningún sitio
sin encontrar fallas
o posibles caprichos de diseño.

Me parecía tan evidente
que me atreví a plantearlo
con quienes compartía.

Y claro,
me exalté en más de una ocasión
entregando mis argumentos.

¿De verdad crees que todo está bien…?, les decía.

¿Que respirar oxígeno es seguro…?

¿Crees que el ornitorrinco está bien hecho?

¡Suda leche, hueón…!  ¡Suda leche…!, les gritaba.

Y claro,
apenas decía esto me daba cuenta que tal vez
lo absurdo fuera que la leche
brotara por las mamas,
o que yo pensara en estas cosas
o que estuviese vivo, sin más.

Años pensando en estas cosas…
¿pueden creerlo…?

Años pensando en esas cosas
y más de diez años 
escribiendo a diario en un blog…

¡En un blog, po hueón…!

Pero claro…
no sabía, todavía,
lo cansado que puede llegar a estar uno.

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