viernes, 29 de mayo de 2020

Entre uno y otro risco.


I.

Entre uno y otro risco
hay un puente.

Frágil e inestable,
pero un puente
al fin y al cabo..

Yo lo observo
y me pregunto
quién querría cruzarlo.

¿Quién se arriesgaría
a subir hasta él?

¿Por qué alguien
querría,
en definitiva,
ir desde un risco
a otro risco?

Esas cosas
me pregunto.


II.

En ocasiones
cae nieve
sobre esos riscos.

Y no me refiero
a un fenómeno suave,
sino a fuertes tormentas
que asolan el lugar.

El peso de la nieve,
entonces,
suele debilitar
aún más
aquel puente,
que ya ni sé
cómo resiste,
allá en lo alto,
entre uno y otro
risco.


III.

Nada hay,
bajo el puente,
salvo rocas.

A cientos de metros
bajo el puente
ellas están.

Cuando alguien
lo atraviesa,
suele mirar
hacia abajo
en uno o dos
momentos
del trayecto.

También,
en ocasiones,
buscan fijar
con la mirada
los dos extremos
del puente,
volteándose
a mirar
hacia un extremo
y otro.

Nadie,
sin embargo,
mira hacia lo alto,
mientras cruza
el puente.


IV.

Si no hubiese un puente
que uniera
aquellos riscos,
dudo que alguien
quisiera subir,
hasta alguno de ellos.

Tampoco imagino
a nadie,
por cierto,
construyendo un puente
desde un risco,
para dirigirse luego
a otro lugar igual.

Por esto
a veces imagino
que el puente
incluso estuvo antes
que los riscos
y que su aparente
fragilidad
es manifestación,
en realidad,
de una fuerza
más pura.

Tal vez usted mismo
está,
en este momento
sobre el puente,
sin saberlo.

A un paso de llegar
al otro risco.

Si es así,
al menos ahora usted
ya lo sabe.

Y eso es más,
sin duda,
de lo que podemos
esperar.

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