lunes, 6 de abril de 2020

Uno se termina acostumbrando.


Al final uno se termina acostumbrando.

Eso dicen, al menos.

Lo malo es que lo dicen al principio,
cuando el final ese
en el que uno se acostumbra
todavía se ve lejos,
y no consuela.

También dicen otras cosas,
por supuesto.

Yo las anoto,
casi siempre,
por si un día sirven.

A veces, incluso,
me paso todo el día
poniendo atención a lo que hablan.

Mientras lo hago, selecciono
y anoto aquello que podría
eventualmente
llegar a servir.

Es raro, en un inicio,
pero al final, como dicen,
uno se termina acostumbrando.

En mi caso,
escribo lo que dicen
en una libreta que llevo en un bolsillo.

Al principio las compraba,
pero ahora las hago yo mismo.

Corto y organizo algunas hojas
y de portada utilizo imágenes
de grupos de personas
que no conozco
en lo absoluto.

Ya he llenado docenas de libretas.

A veces, incluso, les pongo títulos.

La última, por ejemplo,
tiene un título que considero sugerente:

El verdadero daño es el bien que no hacemos.

Una frase que escuché por ahí,
recientemente.

Linda frase, por supuesto,
pero se asombrarían si supieran
cuántas lindas frases
dan vueltas por el mundo
sin rozar a nadie.

Al principio yo mismo me asombraba
al anotarlas,
y me entristecía, incluso,
y etc.

Pero claro…
ya saben lo que dicen:

Al final uno se termina acostumbrando.

Esperemos al menos,
que cuando llegue ese final,
aquello sea cierto.

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