martes, 14 de abril de 2020

El truco ese de sacar manteles.


Lo practiqué por años.

El truco ese de sacar manteles.

Ya saben…
sacar rápidamente un mantel
dejando intacto,
aquello que está sobre la mesa.

Ahora es fácil:

Observo la distribución de los objetos,
calculo pesos,
superficies de contacto…
luego lo hago, simplemente.

De un solo golpe.

Sin levantar sospechas.

De improviso.

La reacción de los otros,
por cierto,
es también previsible.

Se asustan un poco.

A veces lanzan un grito.

Y dudan entre afirmar las cosas
o protegerse ellos mismos.

Siempre ocurre igual.

Si se trata de desconocidos
a veces aplauden
luego del susto.

Comentan cosas entre ellos y,
como sigo ahí,
buscan algo de dinero,
para darme.

Yo los espero,
mientras tanto,
sin decir palabra.

Y claro…
recibo tranquilamente
los aplausos y el dinero.

Luego, les devuelvo
aquello que entregaron,
dejándolo sobre la mesa.

Ellos vuelven a mirarse
sin comprender
y comentan otras cosas.

Tal vez es un show del restaurant,
dice alguno.

Mientras hablan,
por lo general doblo el mantel
y lo dejo sobre una silla.

Lo hago con movimientos firmes
y seguros,
con la misma elegancia que tendría
para tomar el mantel
y usarlo como capa.

Entonces,
suele ocurrir que trabajadores del local,
se acercan hasta donde estoy
y me invitan a abandonar el recinto.

Salvo en un par de ocasiones,
nunca ha habido violencia,
en este procedimiento.

Y es que yo mismo
suelo alejarme
como si retirase un mantel más
de aquel sitio.

Los comensales hablan del hecho un rato más
y el personal del lugar les pide disculpas
y a veces les da un postre
o un bajativo extra.

Por último, agotan el tema
y supongo que hablan
de otras cosas.

De más está decir 
que nadie entre ellos me conoce
y que no entienden tampoco
nada del asunto.

Un día, 
sin embargo, 
sabrán por qué lo hago.

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