jueves, 16 de abril de 2020

El dolor porque sí.

“Es más fácil sangrar que sudar”
F. O.


El dolor porque sí.

Porque era fácil.

Porque daba forma.


Porque parecía honesto.

Porque querías ser honesto.

O porque sí.


El dolor porque era desde ti.

Y porque era real.

O porque te dijeron que limpiaba.


El dolor porque era para otros.

Porque podías con él.

Porque creías soportarlo.


El dolor porque así te lo enseñaron.

Porque era como el fuego.

Porque te dijeron que purificaba.


El dolor porque eras vulnerable.

Porque elegiste ese camino.

O porque no encontraste alternativas.


El dolor porque era parte de algo más.

Porque no había otra forma.

Porque parecía el acceso a la verdad del mundo.


El dolor porque Dios no habló.

Porque el silencio también era dolor.

Porque no estuvo y buscaste en vano.


El dolor porque querías ser real.

Porque era necesario conocer los bordes.

Porque caíste en la soberbia.


El dolor porque el amor mentía.

Porque la luz alumbró la oscuridad.

Porque las palabras resultaron huecas.


El dolor porque la piel se abría.

Porque el filo busca el interior.

Porque la sangre no sabe dónde pertenece.


El dolor porque lo pediste.

Porque querías el bien para los otros.

Y porque te olvidaste de ti mismo.


El dolor porque sí, en definitiva.

Porque perdiste todo menos el dolor.

Porque te equivocaste incluso en eso.


El dolor porque te olvidaste de tu nombre.

Porque pensaste que era lo correcto.

O porque sí.

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