miércoles, 8 de abril de 2020

Un círculo se cierra.


Pero el círculo se cerró y no pasó nada.

Ahora ya ni sé por dónde se cerró.

Intento adivinar el inicio mirándolo en detalle.

No sé si una vez terminado debiese empezar otro.

Es extraño.

Nadie sabe el lugar correcto para un círculo.

Y las preguntas surgen antes de comenzar.

Un círculo dentro de otro, o por fuera.

Más adentro o más afuera…

Esas son cosas que habría que saber.

Y claro: ¿para qué un círculo?

Una vez, por ejemplo, encontré uno y no lo entendí en lo absoluto.

No di con su posición, me refiero, y no supe qué hacer con él.

Sobre la cabeza parecía aureola y no me quedaba, como cinturón.

Mientras lo miraba lo dejé en el piso.

No lograba entender, ciertamente, ni su arriba ni su abajo.

Y claro… rodó entonces sin más, debido a la pendiente.

Como una rueda se fue el círculo.

Y yo, para no ir tras él, pensé en el nacimiento de otro.

Uno propio, esta vez, para variar un poco.

Es extraño, ¿no creen?

El comienzo del círculo, me refiero.

Y la forma en que decidí su inicio, tras imaginarlo en detalle.

Mientras lo hacía, no dejé de preguntarme si luego debía empezar otro.

Quizá por eso me distraje, y no supe por dónde se cerró.

Pasé días girando mi cabeza para no girar el círculo y entender lo que pasaba.

Iba a ser un momento importante, me habían dicho.

Pero el círculo se cerró, como decía... y no pasó nada.

O tal vez fue eso, justamente, lo que pasó.

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