jueves, 23 de enero de 2020

Tiboonda / Sidney / Budanyabba

“Se encontraban en movimiento.
En algún momento llegaban a alguna parte,
y él se quedaba ahí.
Todo cesaba por un rato”.
K. C.

I. Tiboonda.

Alguien da clases en Tiboonda.

Él da clases en Tiboonda.

Yo doy clases en Tiboonda.

Digamos mientras que ese es el inicio.

El inicio del problema, digamos.

Así comienza todo.

El problema de alguien, al menos.

Aunque Tiboonda, ciertamente, no es el problema.


II. Sidney.

Querer llegar a Sidney.

Volver a Sidney.

Huir a Sidney.

Alguien piensa que ese es parte del destino.

Del buen destino.

Alguien que espera en Sidney.

Alguien que supuestamente espera.

Salir entonces de Tiboonda para llegar a Sidney.

Hacerlo de una vez ahora que podemos.

Ahora que, supuestamente, podemos.


III. Budanyabba.

Llegar a Budanyabba.

Descansar es Budanyabba.

Irse quedando en Budanyabba.

Y es que algo sujeta tus pies en ese sitio.

La ciudad como un pantano.

Atascarse en el lugar como en un cuerpo podrido.

No poder salir de Budanyabba.

Pudrirse también, un poco en el lugar, como en cualquier otro sitio.


IV. Tiboonda / Sidney / Budanyabba

Dar clases en Tiboonda.

Querer llegar a Sidney.

No poder salir de Budanyabba.

Despertar con resaca y ya no saber dónde.

Trozos de carne en el piso.

Carne a medio podrir y el asco pegado al cuerpo.

No saber preguntarse si el problema es otro.

¿Y si Budanyabba es Sidney?

¿Y si Tiboonda es Budanyabba?

No saber, en definitiva, en qué sitio te encuentras.

O no saber quién se encuentra en ese sitio.

Todo pasa por algo, te dicen.

Y la carne en el piso tuvo alguna vez un nombre.

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