jueves, 30 de enero de 2020

Básico.


Hay 35 grados de temperatura y en la esquina, a pleno sol, hay un tipo disfrazado de morsa haciendo malabarismo con pelotitas blancas. Su disfraz lo cubre casi totalmente, e incluye largos colmillos que le llegan hasta el pecho. Lleva también un bolso, a un costado, hecho con el mismo material del disfraz, en el que guarda las pelotitas blancas y el dinero que recibe, tras realizar sus presentaciones.

Realiza su show frente a los automovilistas, mientras dura el rojo del semáforo, luego de lo cual se acerca a solicitar donaciones. Tras acercarme hacia él -yo voy caminando, por la vereda-, me doy cuenta que hace fuertes ruidos para agradecer las donaciones. Además, me percato que las pelotitas blancas con las que realiza sus malabares no son realmente pelotitas, sino huevos.

-¿Lo ayudo en algo? -me dice la morsa entonces, tras verme a un costado, observándolo.

-No… -le contesto-. Solo pensaba en el calor que debía tener bajo el disfraz… disculpe…

-De todas formas, todos tienen… -dice entonces la morsa, mientras toma agua desde una botella que tiene a un costado de la calle.

Yo asiento. También llevo una botella con agua y tomo de ella, antes de irme. Mientras me alejo, pienso en que podría pasar unos huevos, antes de volver a casa, aunque no sé para qué.

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