miércoles, 29 de enero de 2020

Sospecha.


Quemaron la tienda que vendía ropa para perros.

Nadie sabe con certeza quiénes fueron.

Yo sospecho de los mismos perros.


No difundo mis sospechas, sin embargo.

Y es que mi línea investigativa es débil.

Y además, no hay cómo comprobarla.


Me baso en intuiciones, mayormente.

Después de todo, no había cámaras en el lugar y tampoco hubo testigos.

No sospecho, por cierto, de ningún perro en específico.


Me he dado vueltas por el lugar para averiguar un poco más.

Hoy se confirma que no hubo intenciones de robo.

Tampoco saquearon la tienda ni hubo seguros comprometidos.


Una jauría de perros desnudos, es lo que yo creo.

Una jauría cuyo único objetivo fue destruir el material.

Las motivaciones las encuentran, si se fijan, en la breve descripción previa.


Por otro lado, comentan que los dueños no piensan seguir con el local.

Al parecer, planean cambiar tanto el rubro como el sector en que abrirán otra tienda.

Concluyo, por lo mismo, que los perros se salieron con la suya.


Ahora bien, si me preguntan, prometo no incriminar a nadie con mis elucubraciones.

Diré simplemente que me alegro por los perros, nada más.

De todas formas, no debiese haber complicaciones, pues nadie me pregunta.

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