domingo, 12 de enero de 2020

Muy lindos esos platos.


Muy lindos esos platos.

Cómo están servidos, me refiero.

Pero si te fijas,
solo un pequeño elemento es comestible
en cada uno.

La mayoría de los presentes, de hecho, no lo sabe.

Se acercan a ellos e intentan comer
cualquier cosa.

Desde donde estoy siempre observo lo mismo.

Sacan algo eligiendo el color o la apariencia,
y luego se lo llevan a la boca,
mientras conversan sobre algo
que no alcanzo a distinguir.

Les cuesta tragar, por supuesto,
pero disimulan.

Tampoco, supongo, debe gustarles su sabor.

A veces, unos pocos,
tratan de devolver algo
escondiéndolo en una servilleta.

En la mayoría de los casos, sin embargo,
tragan sin más,
para mantener la compostura.

Alguien podría profundizar
y decir que así también eligen pareja,
trabajo, y distintos elementos de la vida.

Pero yo no soy ese alguien.

O lo fui,
pero ahora soy más simple
y me conformo con mirar
y describir un par de cosas.

A lo más,
luego de observar,
trato de comprender
qué impresiones deja en mí
haber observado lo descrito.

En esta oportunidad, por ejemplo,  
podría señalar que, algunas veces,
encuentro triste esta situación
y otras veces la encuentro divertida.

Sin embargo, no sabría decir bien
de qué depende.

Igual son lindos esos platos.

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