miércoles, 1 de enero de 2020

Noviembre de 1882.


Noviembre de 1882.

Edward Maunder trabaja mirando el sol.

Entre otras cosas, lleva años midiendo y estudiando las manchas solares.

Años después, contrastando sus propias observaciones con las documentadas en archivos, identificará un periodo en el que prácticamente no se registraron manchas…

Pero ahora es noviembre de 1882.

Maunder se encuentra junto a otros astrónomos y científicos cubriendo un fenómeno de actividad auroral cuya descripción no coincide con ninguna otra que se haya registrado hasta la fecha.

Tras varias reuniones, cartas y cambios sugeridos publica un artículo en la revista “The Observatory”.

A pesar que el artículo hace referencia a un “extraño visitante celestial” y desarrolla una serie de observaciones bastante arriesgadas, es en cartas y apuntes de trabajo donde él da cuenta real del fenómeno.

Así, dedica al menos veinte páginas de apuntes a describir las impresiones del fenómeno, dando cuenta de una serie de huellas que dejó en él, la observación del haz auroral.

Nada volvió a ser igual después de aquel noviembre, escribirá en una carta años después a su segunda esposa, mientras planteaba la idea de una zona de receso personal, similar al concepto de pequeña edad de hielo, dentro del cuál se registraba el periodo de bajo registro de manchas solares, conocido ahora como el mínimo de Maunder.

Pero claro, ahora es noviembre de 1882 y él está observando aquel extraño fenómeno auroral.

Registra ruidos incluso, y una serie de conductas en los haces de luz cuya explicación se le escapa.

Esto ya ocurrió, escribe con letras grandes en varias páginas de sus registros.

Asimismo, describe sus impresiones como descubrimientos tardíos, señalando que el fenómeno vino a revelar huellas que existían desde antes.

Todos ya han muerto y han nacido, escribe en noviembre de 1882.

Moldes llenos de luz, cráteres cubiertos de agua, señala.

Esta última frase volverá a aparecer en varios de sus escritos personales en años posteriores.

Pero ahora, ciertamente, es la primera vez que aparece.

Noviembre de 1882.

Quedémonos mejor, en ese instante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales