martes, 21 de mayo de 2019

No saben mirar el sol.


I.

No saben mirar el sol.

Dicen que no pueden.

Que hace mal.

Que los ciega.

La verdad es otra, sin embargo.

No saben mirar el sol.

No quieren.

No saben para qué.

No quieren saberlo, tampoco.

La luz los daña.

Y no quieren, claro está, vivir el daño.


II.

En cambio, ellos buscan la ceniza.

Prefieren viajar, por ejemplo, y ver ruinas.

Cambiar de sitio, entonces, e ir en busca de lo que fue.

Vestigios de algo que nunca tuvo luz propia.

Eso observan en vez de mirar al sol.

Mueren por eso, tal vez.

Por estar volteados hacia la muerte.


III.

Luz propia, en definitiva.

Desestiman la importancia de la luz propia.

A veces creo que ese es el origen del problema.

El origen y el fin, digamos, del problema.

Y el problema todo, de esta forma, se reduce a eso:

Desestiman la importancia de la luz propia.


IV.

¿Sabrán acaso las estrellas que generan su propia luz?

¿Y si lo desconocen…?

¿Podemos considerar aquello igualmente como un hecho verdadero?

¿No es más grave incluso desaprovechar nuestra conciencia y elegir la ruina?

¿Elegir el no saber…?

¿Preferir la muerte a la ceguera…?

¿No es esa la peor forma de desestimar la luz propia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales