miércoles, 8 de mayo de 2019

Corto.


El día se me hace corto.

No digo que es terrible, pero es corto.

De hecho, el día es agradable.

Puede que hasta haya música, buen ritmo y vivos colores.

Sonreímos al saludar y andamos siempre limpios.

Supongo que nos bañamos, comemos y por supuesto, trabajamos.

Debe ser lo que hacemos, claro está, pero lo cierto es que no lo recuerdo.

Tampoco recuerdo conversación alguna.

Por otro lado, nuestras ropas están impecables.

Pareciera que nunca envejezco y el tiempo es espléndido.

Quejarse sería un despropósito así que no lo hago.

Pero para compensar, a veces sospecho un poquito.

No dejo de sonreír, sin embargo, mientras sospecho.

Y claro, lo que me lleva a dudar es un hecho bien concreto:

He encontrado notas en mis bolsillos, escritas con mi propia letra.

Nunca recuerdo, sin embargo, cuándo las escribí, ni por qué.

Las notas además proponen cosas absurdas.

Tanto así que yo mismo me siento absurdo cuando las muestro a los demás.

Que vivimos en un anuncio comercial.

Que hemos sido vaciados de espíritu.

Cosas así dicen las notas.

Y están escritas, como mencionaba, con mi propia letra.

Tal vez sea una broma que me hago a mí mismo, y por eso me río, al leerlas.

Además, me pregunto, ¿de qué podría ser el anuncio…?

Lo malo es que nunca llego a conclusiones pues el día llega a su fin abruptamente.

Ahora mismo, por ejemplo, llega el fin abruptamente.

Apenas alcanzo a saludar, y se acabó.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales