miércoles, 22 de agosto de 2018

Un hombre muerto en el metro.


-Una vez vi a un hombre muerto en el metro.

-¿En el metro?

-Sí. El hombre iba sentado. Aparentemente dormido, pero yo me di cuenta que iba muerto.

-¿Y cómo…?

-Mirando.

-¿Mirando?

-Sí. Me fijé que se tambaleaba más de la cuenta, cuando se movía el vagón. Tenía la boca abierta. No respiraba. Los ojos, incluso, no los tenía totalmente cerrados.

-¿Alguien más se dio cuenta?

-No creo. Yo iba de pie, en diagonal a él. Él estaba sentado, contra una ventana. Después de un rato la cabeza se le fue hacia el lado y chocó con el vidrio. Nadie lo miró. Deben haber pensado que estaba dormido, nada más.

-¿Y qué hiciste?

-¿Qué hice sobre qué…?

-Sobre el muerto.

-No podía hacer nada. Se notaba que estaba muerto. O sea, no lo vi cuando estaba muriendo. Lo vi muerto.

-Me refiero a avisar… ¿Le contaste a algún guardia o algo así?

-No. Pensé que se iban a dar cuenta igual. Mejor que fuese al final del viaje, así nadie se impacta ni se atrasa la frecuencia…

-¿Y tú…?

-Yo me bajé donde siempre, dos estaciones antes de la estación terminal. Todavía quedaba harta gente en el metro.

-¿No sabes qué pasó después?

-¿Con el muerto?

-Sí… ¿se habrá dado cuenta alguien más…?

-Al parecer, no. Recuerdo que salió algo breve por las noticias, esa noche… Dijeron que nadie se dio cuenta hasta que lo fue a despertar un guardia…

-¿No dijeron nada más…? ¿Quién era…? ¿De qué murió…?

-No que yo recuerde. Fue una nota breve, nada más. Un hombre muerto en el metro. Supongo que no daba para más.

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