I.
Al abrir su estómago
encontraron en él
varias decenas
de pastillas de colores.
Intrigados
separaron las pastillas
y analizaron su composición.
Tras días de análisis,
muestras y contramuestras,
no se encontró en las pastillas
sustancia alguna
más allá de los colores.
Se extrañaron eso sí,
los científicos,
ya que las pastillas encontradas
estaban fuertemente revestidas,
tanto así que días después
de haber sido retiradas
de aquel cuerpo
podrían haber sido consumidas
por otro individuo
sin terminar de disolverse.
II.
Las pastillas de colores
fueron puestas en un frasco
que quedó en una repisa
en la bodega del laboratorio.
El cuerpo fue entregado
mientras tanto
sin haber podido concluir
nada exacto
sobre la causa de muerte.
La familia quemó el cuerpo
y entre las cenizas
que les entregaron,
venían también una pastilla roja
una azul y una verde.
III.
Nadie comprendió,
en el laboratorio,
por qué desapareció aquel frasco.
Lo único que quedó
fue su registro
en el inventario
y un informe toxicológico
de resultados contradictorios.
Cuando al pasar los días,
sin embargo,
fueron encontrando pequeñas cantidades
de pastillas de colores
en los cuerpos que llegaban,
tomaron el asunto con seriedad
y parte de lo sucedió
se propagó hasta los medios.
Ya era tarde
en todo caso
para detener
lo que justo a tiempo
había comenzado.
había comenzado.
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