“No os fanfarronéis de hacer el papel de
malos.
Eso solo demuestra que sois malvados”
Kim Ki Duk
A contrario de lo que dice Kim Ki Duk
puede que me haya tocado hacer el papel de bueno,
pero eso no demuestra que soy bueno.
Digamos que estaba cerca.
Digamos que tenía la intención.
Pero mis hechos no construyeron mi existencia.
Y es que sucede, a fin de cuentas,
que no somos nuestros actos.
De vez en cuando un acierto,
eso ocurre,
pero solo de vez en cuando.
Y claro… es entonces cuando pienso en El Mayor,
un extraño amigo que tuvo Boris Vian,
un joven que decía que los objetos
debían ser usados para otras cosas
de las que se propusieron
en un inicio.
“Eso beneficia tanto al sujeto
como al objeto”, señalaba.
Así, él acostumbraba, por ejemplo,
salir por las ventanas
en vez de utilizar las puertas,
o lavarse los dientes con una cuchara
y pintar un cuadro con una peineta…
Cosas de ese estilo.
Ahora bien, más allá de esos ejemplos,
ocurrió que una noche El Mayor, algo bebido,
salió por la ventana de un salón
tras un encuentro bohemio.
Suena intrascendente, es cierto,
pero el piso del que salió El Mayor
era el séptimo,
y El Mayor murió así
segundos después de salir
por aquella ventana.
Y bueno…
no hay mucho más que pensar, por cierto,
sobre este personaje.
¡Qué absurdo hablar de su esencia!
decía Vian, mientras le escribía
el epitafio.
No he encontrado, sin embargo,
qué decía el aquel escrito.
Me hubiese gustado, sin embargo,
que su epitafio dijera más o menos así:
Y el sol hizo crecer las frutas
sin saber qué es lo que hacía.
Eso no más habrá puesto.
Eso no más… y sin flores.
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