Me recomiendan dormir 8 horas diarias.
Me recomiendan llegar 20 minutos antes al trabajo,
para compartir y no entrar directamente a clases.
Me recomiendan ir al gimnasio al menos tres veces
por semana.
Me recomiendan compartir más con mis amigos, de vez
en cuando, luego del trabajo.
Me recomiendan preparar material para mis clases y
planificarlas estructuradamente, para que se desarrollen de forma más fluida.
Me recomiendan una caminata diaria, sin apuro, lejos
de una avenida.
Me recomiendan tener una mascota.
Me recomiendan ver las noticias para estar
informado.
Me recomiendan planchar mi ropa con anticipación,
para no hacerlo a última hora.
Me recomiendan dar a leer libros opcionales para
motivar a mis alumnos.
Me recomiendan películas, series y algún disco
musical.
Me recomiendan salir con unas chicas para
reencausar mi vida amorosa.
Me recomiendan una obra teatral.
Me recomiendan hacer pruebas de desarrollo para
reforzar la redacción de mis alumnos.
Me recomiendan cocinar, con calma, mis propios alimentos.
Me recomiendan retomar estudios y avanzar a un
doctorado.
Me recomiendan apoyar a mi hijo en sus estudios, y
estar presente en su proceso académico.
Me recomiendan entrevistar dos veces por semestre a
cada apoderado de los chicos de mi curso.
Me recomiendan responder los mails institucionales apenas
estos sean recibidos.
Me recomiendan tener al menos una hora de ocio al
día.
Me recomiendan inscribirme en un torneo de
futbolito.
Me recomiendan retomar la escritura de forma seria
y dedicarle el tiempo que se merece.
Me recomiendan tomar un desayuno completo y en
calma.
Me recomiendan ir el sábado al colegio para compartir
con mis alumnos y conocerlos fuera del ámbito del aula.
Me recomiendan hacer yoga.
Me recomiendan ordenar la biblioteca.
Me recomiendan retomar la acuarela.
Me recomiendan practicar un poco en el piano que compré hace años.
Me recomiendan ordenar los dvds y numerarlos.
Me recomiendan corregir los textos del blog.
Me recomiendan un nuevo restaurant hindú.
Me recomiendan hacer aseo a fondo una vez a la semana, en la casa.
Me recomiendan regar mis plantas a diario y en los horarios adecuados.
Me recomiendan releer los diez libros al mes que debo evaluar a mis
alumnos.
Me recomiendan enviar mails a los apoderados con las informaciones más importantes.
Me recomiendan que participe en concursos literarios.
Me recomiendan preparar material audiovisual para motivar el trabajo de
los estudiantes.
Me recomiendan que encienda el celular.
Me recomiendan que haga un perfil en facebook.
Me recomiendan que ore antes de dormir.
Me recomiendan que no renuncie a mis 50 horas semanales, sino que
aprenda a organizarlas.
Me recomiendan que retome proyectos en cine y cómics.
Me recomiendan una nueva cerveza artesanal.
Me recomiendan masticar antes de tragar.
Me recomiendan una ducha al levantarme y antes de ir a la cama.
Me recomiendan preparar yo mismo jugos de fruta natural.
Me recomiendan jugar con mi hijo o tener actividades recreativas con él todos
los días.
Me recomiendan lustrar los zapatos, con un método de tres capas.
Me recomiendan los descuentos en una librería.
Me recomiendan que recupere mis creencias en los otros.
…
¿Y saben?
No digo que sean malas ideas.
Ni tampoco digo que sean cosas que no haga.
Pero el punto es que si sumo traslados, comida, trabajo y sueño, el día
suele acabarse de inmediato.
No lo digo alegando, aunque parezca… y no lo digo sufriendo.
Solo intento comprender a esa gente de buena voluntad.
(Y aprovecho de hablar en voz alta, para ahorrar tiempo).
Así, podría plantear que existen dos posibles explicaciones:
1. Los que me quieren no saben matemáticas.
2. Estamos metiendo la vida en cajones demasiado estrechos.
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Habrá que tomar, prontamente, una decisión al respecto.
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