viernes, 13 de septiembre de 2013

Repuestos.


Fui hasta las tiendas de repuestos a consultar por la máquina. La llevaba cuidadosamente envuelta en varias capas de papel y dentro de una caja, por lo que en cada uno de los locales debía repetir el procedimiento al momento de consultar: abrir la caja, sacar con cuidado la máquina, y explicarle al vendedor que había un espacio donde debía ir una pieza faltante…

-¿Tiene el número de la pieza? –me preguntaban.

-No –decía yo.

Entonces, por lo general, me despachaban rápidamente sin siquiera buscar entre sus productos y recomendándome alguna tienda cercana donde, finalmente, se repetía gran parte del fenómeno.

No recuerdo cuántas veces ocurrió lo mismo, pero el punto es que prácticamente al final del recorrido un hombre se detuvo un poco más a revisar la máquina.

-Esta máquina está completa –me dijo.

Yo le expliqué entonces que no… que tenía un gran espacio vacío y que no funcionaba de ninguna forma.

-No es así -dijo el hombre.

-¿A qué se refiere? –pregunté.

-Usted no comprende esa máquina –respondió-. Sucede siempre… No solo se desconocen las piezas sino también la función…

-Pero…

-No me haga hablar innecesariamente –dijo el hombre finalmente-, no lo estoy culpando… solo esté atento pues esa máquina va a ponerse a trabajar en cualquier momento…

Y bueno… un poco por cansancio y otro porque uno necesita creer en alguien de vez en cuando, lo cierto es que me quedé con las palabras de ese hombre, como único repuesto.

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