“Si pudiese hacer lo que quisiera,
me iría al centro de la Tierra,
y buscaría uranio, rubíes y oro.
Intentaría encontrar Monstruos Perfectos.
Después me iría a vivir al campo.”
Florie Rotondo, 8 años.
Nadie va ya
al centro de la Tierra.
Preferimos el espacio.
Distanciarnos.
Agregar siempre una nueva superficie.
Cosas de ese estilo.
Quizá por eso,
pueden estar tranquilos
los Monstruos Perfectos.
Y es que llegamos hasta el uranio,
hasta el rubí
o hasta el oro,
pero luego regresamos de inmediato,
como si después de sumergirnos bajo el agua
necesitásemos salir a tomar,
de forma urgente,
un poco de aire.
Con todo,
algo existe en nosotros,
que nos llama a buscar
a esos Monstruos Perfectos.
Podemos negarlo, claro,
y preferir la imperfección
y hasta mentirnos un poquito diciendo
que la Tierra tiene su centro
en otro sitio.
Olvidamos, sin embargo,
al decir esto,
que el centro de la Tierra,
no es más ajeno a nosotros
que el centro de nosotros mismos.
Así,
los Monstruos Perfectos,
pueden estar más cerca
de lo que creemos,
y la única expedición
que necesitamos, finalmente,
es aquella que nos devuelve
no al punto
si no a la sensación
de partida.
Entonces:
¿Queréis aún Monstruos Perfectos?
¿Están dispuestos a iniciar el viaje, al Centro de la Tierra?
¿Están dispuestos a ir si no es por el uranio, los rubíes y el oro?
Pues si es así,
afortunado les sea el viaje.
Y piensen siempre que están un paso más cerca
de comprender
cómo funciona, el corazón del mundo.
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