5 de Mayo.

Si mi memoria no falla, Napoleón murió un 5 de mayo.

Además –de esto sí estoy seguro-, Colón llega a Jamaica un 5 de mayo.

Y bueno… si me ayuda Wikipedia sumamos fácilmente el nacimiento de Kierkegaard, las pruebas de la bomba de hidrógeno sobre el atolón de Bikini y hasta averiguamos que en Japón se celebra el día de los niños, por nombrar algunos acontecimientos.

Ahora bien… ¿qué ocurre con mi 5 de mayo?

¿Qué nació, qué descubro, qué explotó, qué celebro…?

¿Sinceramente…?

Nada.

No hice pocas cosas, es cierto…

Es decir, cumplí con lo que debía hacer, más menos.

Poco más.

Y claro, me desgasté lo suficiente como para comenzar la semana un tanto cansado…

Nada terrible, en todo caso.

Nada que no le ocurra a muchos…

Nada que le impida a uno comenzar nuevamente, como en cada semana.

Con todo, debo confesar que necesito un poco de sentido.

No aire. No tiempo. No amor, incluso.

Pero necesito sentido.

Suelo tenerlo, o inventarlo… pero hoy lo necesito.

Y es que hoy no está en la biblioteca…

Y acá… bueno, si soy sincero, hace meses que escribí el último texto que me dejó satisfecho…

Y es una certeza que pesa.

Lo intento y no…

Créanme que lo intento.

Se fue algo, quizá.

¿Quién sabe…?

…

¿Qué pasa entonces el 5 de mayo…?

¿Se acaba ordenarlabiblioteca…?

…

Todavía no, me digo.

Hay que reencontrar el sentido.

De hecho, elegir no hacerlo tal vez sea el primer un paso.

Es como el ciego al que se le acabó el muro, me explicó una vez, Radrigán.

Pero él también seguía.

Y es que si bien necesitamos sentido, también necesitamos aire. Y tiempo. Y puede que otras cosas, inclusive.

¿Sabían que Napoleón se dejó morir en Santa Elena, un 5 de Mayo?

¡Pobre Napoleón…!